El gobierno nacional estableció ‘por medio de la resolución 7552/09 de la Oncca‘ que el volumen de abastecimiento interno de la oferta disponible de trigo en 2009/10 debe ser de 6,50 millones de toneladas.
Lo curioso es que ese volumen, si bien supuestamente estaría destinado a defender la ‘mesa de los argentinos’, incluye entre 1,30 y 1,50 millones de toneladas de trigo que deben destinarse para la exportación de harina (¿un favor regional para cuidar la mesa de los brasileños?)
‘La gran discusión que tiene el mercado es si esos 1,50 millones de toneladas (aseguradas a la molinería) deberían competir con la exportación’, indicó Javier Buján, director de la corredora Kimei Cereales y presidente de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
‘El problema es que, con una cosecha como ésta, con una gran cantidad de trigo de baja calidad, evidentemente la molinería no va a moler 6,50 millones de toneladas porque no va a encontrar la calidad de trigo que realmente necesita y por este motivo podrían habilitarse 1,0 millón de toneladas más para exportar’, añadió Buján en declaraciones realizadas anoche al programa Infocampo Radio (AM 950/Radio Belgrano).
Hasta la fecha la Oncca habilitó exportaciones de trigo 2009/10 por un monto del 3,12 millones de toneladas, gran parte de las cuales ya han sido compradas por los traders durante el segundo semestre de 2009.
Buján indicó que la retirada del mercado por parte de la exportación no es el único problema presente en la comercialización de trigo. ‘¿Por qué un productor que está en Salto, Rojas o Chacabuco no consigue hoy comprador de trigo por parte de los molinos bonaerenses? Por la obligación de cumplir determinados acuerdos’, apuntó en referencia a las compras compulsivas de trigo entrerriano que debe hacer la molinería por un volumen de 240.000 toneladas.
‘Independientemente de los negocios que han hecho los molinos, no se los puede obligar a comprar trigo casi forrajero, porque eso va en desmedro de esa industria; no se puede moler cualquier trigo para hacer cualquier harina, porque los mercados de harina tienen determinados requerimientos. Es como si tuvieras una casa de ropa de primera línea y mañana te obligasen a comprar ropa trucha de la Salada’, explicó Buján.
La obligación de comprar trigo entrerriano de baja calidad obliga a la demanda molinera a buscar partidas segregadas de muy buena calidad para utilizarlas como ‘trigos correctores’. Por partidas con altos estándares de calidad panadera se están ofreciendo valores superior al FAS teórico oficial (aunque la disponibilidad de esa mercadería es muy limitada).
‘En la Cámara Arbitral de Buenos Aires en su momento hicimos una división entre lo que es trigo condición cámara (convencional) y trigos con destino a molinería, que son los trigos artículo 12, que es la condición mínima bajo la cual compra un trigo la molinería. En ninguna de esas dos condiciones tenemos información de que se estén realizando operaciones, entonces nos resulta imposible que podamos elaborar un precio pizarra’, explicó.
‘Si se están realizando operaciones en ambas condiciones, a nuestra Cámara Arbitral no le llega la información; y esa información no sólo depende que la haga llegar la industria o la exportación, sino que la puede hacer llegar el productor, la cooperativa, el acopiador o el corredor; eso no está sucediendo y provoca que no haya un valor para el trigo ni en Buenos Aires ni en Necochea’, añadió.

