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Hacia un camino superador

Las condiciones están dadas y para eso se cuenta con una producción que lejos de estar "primarizada", se destaca por la alta incorporación de valor, medido éste en términos de trabajo, inversiones y tecnología.

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Por Infocampo

Hay una necesidad de revertir una historia de creciente complejidad fiscal, trabas comerciales, inequidad  impositiva e  inestabilidad en las reglas de juego, entre otros problemas  causantes de desaliento que llevaron al abandono de la actividad  productiva a tantos agricultores y ganaderos, empujados a vender  o alquilar la chacra o el campo.

Para superar esto, sin actitud confrontativa, se propone el camino del desarrollo agropecuario que, a la indispensable  producción de alimentos, adiciona una herramienta para  detener el proceso migratorio desde el interior hacia los grandes centros urbanos.

Al respecto, desde CARBAP nunca hubo dudas acerca de la importancia de una producción con productores, con muchos productores.

Esta ha sido y es una motivación fundamental para cada una de las propuestas.

Por supuesto que importa el valor cuantitativo de cada producción, pero por sobre todo importa la suerte de los productores, como cuando recientemente hubo un levantamiento contra la intervención y el despojo en la comercialización del trigo, junto a los miles y miles de trigueros que, aún desalentados, se esfuerzan año tras año para seguir produciendo este cereal.

Las condiciones están dadas para construir un camino superador y para eso se cuenta con una producción que lejos de estar “primarizada”, se destaca por la alta incorporación de valor, medido éste en términos de trabajo, inversiones y tecnología, para colocar a la Argentina ante las oportunidades que ahora ofrece la creciente demanda mundial de alimentos.
  
Esta realidad, afortunadamente diferente de lo que fueron las décadas de la denominada alteración de los términos de intercambio que condenaba a los países exportadores de productos agropecuarios a una relación desventajosa con las naciones industrializadas, abre una nueva perspectiva que si se saben  aprovechar, será beneficiosa para el país y para los productores, aportando una solución para la continuidad de los de menor escala.

Hace falta dejar atrás las distorsiones que impiden a los productores acceder a un precio justo por el fruto de su trabajo.  

Es indiscutible y necesaria, por supuesto, la mirada solidaria del Estado sobre los eslabones más débiles de la economía.
  
Pero otra cosa es el intervencionismo, del que los productores ya probaron sus incumplidas promesas de reintegros y compensaciones, mientras  antiguos conceptos, como la fijación de precios sostén, han perdido su significado en el contexto actual.

Por suerte, para emprender un nuevo camino, todavía son muchos en el campo, donde cientos de miles de  productores, trabajadores, prestadores de servicios y otros integrantes de las áreas rurales y pueblos del interior, mueven los primeros engranajes de la cadena agroindustrial.

Esta cadena es responsable del aporte de más de un tercio de los puestos de trabajo del país, de más del 40 por ciento de la recaudación tributaria y de un alto porcentaje del PBI.

* Secretario de Confederaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).

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