El presidente de la estatal YPF, Miguel Galuccio, defendió ayer el cuestionado (y secreto) contrato que firmó en el mes de junio con la gigante Chevron para desarrollar en conjunto el yacimiento neuquino Vaca Muerta. En la décima conferencia que el Council of Americas organiza todos los años, el ingeniero expuso un repaso, que se extendió cerca de una hora, de lo que fue su primer año de gestión al frente de la renacionalizada compañía y admitió la necesidad de reducir las importaciones de energía.
Galuccio reveló ante un auditorio que reunió en el coqueto Hotel Alvear a funcionarios y políticos de la oposición y oficialismo y a un puñado de empresarios de varios sectores, que en la Argentina necesitamos de muchos chevrones para acelerar el desarrollo de Vaca Muerta y para disminuir el gap entre lo que importamos y producimos en energía. Dejando al desnudo la preocupación por el enorme déficit energético, aseguró que las importaciones de energía son divisas y dinero que transferimos al exterior y que no dejan nada para el país en términos de puestos de trabajo.
En medio de lo ruidos generados en torno al contrato con Chevron, el ejecutivo se mostró confiado en que la semana próxima la legislatura de Neuquén aprobará una de las condiciones claves para poner en funcionamiento el convenio: la extensión de la concesión en Loma La Lata-Loma Campana, en Vaca Muerta. El ex Schlumberger adelantó que ni bien se apruebe, la estadounidense desembolsará en un primer tramo cerca de u$s 300 millones, de los u$s 1.240 millones que se comprometió a invertir en todo el proyecto (los u$s 940 millones restantes aparecerán en una segunda etapa). No obstante, no hizo mención a los juicios que la petrolera enfrenta (tras la expropiación) y que podrían dilatar los tiempos de ejecución. Uno de ellos, revelado por El Cronista, insta a la petrolera de bandera a hacer público el convenio. El plazo que otorgó a las autoridades de YPF el juzgado federal que tiene el caso vence la semana que viene.
En cambio, el ingeniero sí se refirió a las críticas por la contaminación que podría traer la explotación de shale gas y shale oil, y aseguró que YPF tiene como prioridad proteger el agua dulce. Galuccio explicó además que el acuerdo con Chevron apunta a desarrollar 250 kilómetros cuadrados y detalló que en la primera etapa se explorarán 20 kilómetros cuadrados y eso aportará 1.650 empleo directos y alrededor de 2.000 indirectos. Para el titular de YPF, el shale es lo que Dios nos dio para comer y la Argentina es un país con recursos no convencionales y uno diferente sin ellos.
Según publicó El Cronista, a diferencia de otras oportunidades, Galuccio se mostró esquivo con la prensa, aunque le dedicó unos minutos en su discurso. Haciendo referencia a versiones periodísticas que vertieron algunas de las objeciones que circulan del convenio, disparó: Es un insulto a la inteligencia de los argentinos, o al menos un insulto a mi inteligencia. En este sentido, exigió seriedad y pidió darle la bienvenida a las compañías que quieren invertir en la Argentina y que están apostando, porque necesitamos mucho más de ellas.
