Ricardo Arriazu, Miguel Kiguel y Carlos Melconian se mostraron críticos con el manejo de la política económica. En el 31° Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas coincidieron en que la transición hasta fines de 2015 será compleja.
“Con la tasa de inversión actual la Argentina no puede crecer más de 4% al año, porque el bajo excedente de explotación no puede atraer la inversión, porque ha aumentado el costo laboral con el atraso del tipo de cambio”, destacó Arriazu ante un auditorio con más de 300 ejecutivos de finanzas.
En este contexto, el destacado economista consideró que “la inflación seguirá en dos por ciento, porque si bien ahora se atenuó al reducir el ritmo de devaluación y caer la actividad, si no entran capitales se volverá a acelerar, como consecuencia de que el déficit fiscal bien medido se está triplicando”.
Kiguel estimó que “la inflación va a caer y se va a mantener más o menos en dos por ciento por mes, en un escenario donde el Producto Bruto Interno pasa de crecer un 2,5% en 2013 a disminuir un 2% en el corriente año, porque en los próximos meses son nulas las posibilidades de que haya políticas reactivantes”.
En la misma línea se manifestó Melconian, al punto que consideró la “tentación de bajar la persiana de la transición hasta fines de 2015 y comenzar a analizar la Argentina que viene a partir de 2016, porque luce claramente promisoria”, dijo el economista, a tono con el título del panel que propusieron los ejecutivos de finanzas.
“El blanqueo de la política económica desde enero muestra que la revolución terminó, pero haber fijado como prioridad el nivel de las reservas de divisas en el Banco Central, luego la inflación y por último el déficit fiscal, cuando el orden de causalidad es el inverso, tiene su efecto sobre el ajuste en el sector privado, fenómeno que luce inquietante porque más grave que la intervención del Indec ha sido la intervención del Banco Central para que financie el exceso de gasto del Tesoro”, planteó Melconian.
Al respecto, el economista destacó que “tener reservas sin ajuste fiscal no es sostenible y por tanto absorber la emisión bajará la actividad, porque no habrá espacio para reactivar el crédito, mientras no se cambie el orden de causalidad. Con ese cuadro el Gobierno no puede bajar la inflación porque la necesita para financiar al Tesoro, con más de 100 mil millones de emisión se ha convertido en el cuarto impuesto de la Argentina. Por tanto la inflación de dos por ciento y pico es un piso”.

