Hace unos días culminó nuestro tradicional Congreso; un evento que reunió a destacados referentes nacionales e internacionales relacionados al desarrollo tecnológico del campo y su negocio, como también a pensadores que abordaron aspectos mucho más generales y de importancia para toda la sociedad. Hubo una concurrencia de 2000 productores y asesores; participaron 85 disertantes, 30 de los cuales provinieron del exterior. Números que reflejan una diversidad de temática y criterios; porque ese es el espíritu de AAPRESID. Ser una red abierta e interactiva de personas innovadoras que comparten conocimientos y experiencias para mejorar su actividad, y para hacer aportes en ideas y acciones a la sociedad en su conjunto.
Muchas personas, pertenecientes a instituciones, universidades, centros de investigación y extensión, asociados, y disertantes saludaron a AAPRESID por el espacio de discusión y análisis generado en el Congreso. Sin embargo, hace unos días un comunicado de prensa de la Federación Agraria Argentina hizo un análisis crítico de mi discurso en la apertura del Congreso. La crítica constructiva no me molesta; al contrario, estimula. Pero el hacer interpretaciones vagas, infundadas y distorsionadas a partir de pequeños extractos de un discurso, me parece una irresponsabilidad.
Cuando la “parálisis paradigmática” se presenta, como en este caso, se sigue obrando con paradigmas (mapas para buscar un rumbo, ideas para resolver los problemas) que fueron la razón del crecimiento argentino en otros tiempos. Mi abuelo utilizó ese paradigma en esos tiempos, y estoy orgulloso de él. Pero hoy la realidad es otra.
No se han dado cuenta de que el mundo ha cambiado y que aquellas ideas ya no dan resultado porque las circunstancias cambiaron.
Parte del proceso de “darse cuenta” tiene que ver con aprender a distinguir entre casualidades y causalidades. Hay acontecimientos que coinciden en el tiempo, pero hay otros que son provocados por acciones determinadas: en 1990 se sembraban unas pocas hectáreas en siembra directa, en el 2000 faltaba poco para 10 millones y actualmente la superficie en siembra directa supera los 16 millones de hectáreas, y AAPRESID algo ha tenido que ver con ello. Y aquí sí hay una relación causal entre lo sucedido y la acción de una parte de la sociedad.
AAPRESID no persigue fines de política partidista, no pretende desgastar ni apoyar a ningún partido político, pero tiene ideas, las emplea y las difunde. Si estas ideas son útiles, nos alegra que se pongan en práctica con el gobierno que sea: el actual o los que vengan. Que lo haga el que tiene la responsabilidad de gobernar. Como siempre AAPRESID sostuvo es “preferible aprender a tener razón”.
Jorge Romagnoli
Presidente de AAPRESID
Especial para infocampo
