Lograr una mayor eficiencia en el uso del agua agrícola es el más grande desafío y en este sentido es tan responsable del tema el que distribuye como el que usa el agua.
Según publicó Diario de Cuyo, es que cundo hay sequía extremas como la actual evitar un 40% de pérdida de agua por rotura de un canal o por usar un mejor método de riego en el parral tiene un gran significado económico.
El inspector general de riego Ricardo Giménez, explicó que mantener el sistema de distribución de agua para uso agrícola en la provincia de San Juan, es una labor titánica, cada vez con mayores problemáticas estructurales y coyunturales. Se trata de la red más extensa, con 2.015 kilómetros de canales y 1.400 de drenes y desagües.
Entre los problemas estructurales, se encuentran, la falta de inversión y presupuesto que durante décadas debió soportar esta repartición; así como la reducción y el envejecimiento del personal consecuente. Cabe destacar acá la inversión de unos U$S21 millones del Prosap junto a la provincia para reparar el Canal del Norte, así como los U$S22 millones que se invierten actualmente en el Céspedes-Sarmiento, así como la red secundarias de cinco departamentos del Valle de Tulum que demandará unos 19 millones de pesos.
Giménez enumeró en 2.400 las compuertas aforadas para entregar el derecho de riego a unos 35.102 usuarios existentes al 30 de noviembre pasado. Estos usuarios dividen el uso del agua en unas 178.766 hectáreas de uso agrícola, 7.421 de uso hidroenergético, 4.951 hectáreas de para consumo humano; mientras que para uso minero, sólo son unas 1.732 hectáreas (1%) y 850 de ellas aún sin uso y correspondiente a la minera El Pachón.
Con sólo 236 personas abocadas a la distribución, esta labor se vuelve cada vez más problemática considerando los daños cotidianos ocasionados por los “bañistas”, rompiendo cadenas y candados, y destrozando compuertas e incluso compartos.

