La jornada de actualización en soja se dividió en dos etapas productivas.En primer lugar, y en referencia al manejo del cultivo, se abordaron cuestiones relacionados a la economía de agua, la fertilización fosfatada y la aplicación de fungicidas.
En segunda instancia, el semillero presentó sus avances en ganancia genética y el manejo por ambiente de sus lanzamientos del grupo IV DM 4250, 4670,4970, y la del grupo V DM 5.1i.
Rodolfo Gil, del Inta Castelar, explicó que para mejorar la eficiencia en el uso del agua en cultivos de soja es clave la optimización en las rotaciones y destacó que en los rendimientos potenciales, las variables más importantes son el carbono, la radiación y la temperatura, mientras que en el rendimiento alcanzable influyen el agua y los nutrientes.
Paolo de Luca, de Desarrollo de semillas de Don Mario, presentó un análisis de balances hídricos, efectuado por las estaciones técnicas Don Mario Mas, en las localidades de Chacabuco (Buenos Aires) y Río Cuarto (Córdoba). En Chacabuco se utilizó como testigo la variedad DM 3700 y se la comparó con la DM 4970.
El análisis se efectuó durante la campaña 2007/08.Se analizó la oferta y demanda de agua en ese período y se caracterizó el perfil, y se relacionaron estos balances hídricos con diferentes estrategias de manejo.
En Chacabuco, con fecha de siembra al 28 de septiembre, DM 3700 ubicó su período crítico en condiciones de estrés progresivo y alta demanda ambiental, mientras que 4970, en cambio, ubicó su período de máxima sensibilidad en condiciones de estrés, pero con agua fácilmente aprovechable y menor demanda ambiental.
En este ensayo, el rinde del control alcanzó los 4.661 kg/ha, y una eficiencia de uso de agua (EUA) de 7,8 kg/mm.
Mientras que el nuevo material rindió 5.138 kg/ha y un EUA de 8,4 kg/mm. Ambas variedades, sembradas el 24 de octubre, mostraron que el testigo rindió aproximadamente 2 qq más por ha (5.048 vs 4.813) y también tuvo una superior EUA de 8,2 kg/mm vs 7,4 kg/mm.
Los profesionales remarcaron la importancia de conocer la capacidad de almacenaje de los suelos y cuantificar el agua útil a la siembra.
Flavio Gutiérrez Boem, de la Facultad de Agronomía (UBA), explicó que la deficiencia de fósforo se traduce en una menor área foliar.
El profesional explicó que en suelos con una disponibilidad de fósforo baja (0 a 8 ppm), el rinde puede disminuir hasta un 10%, mientras que en suelos con disponibilidad media, de 8 a 12 ppm, la disminución oscila entre un 5 y 10%. En fertilización fosforada de soja, el profesional destacó la importancia de efectuar el análisis de suelos, para conocer la dotación.
En casos de baja disponibilidad, menores de 8 ppm, el profesional señaló que la aplicación de 100 kg de fertilizante (como fosfato mono o diamónico) generan mínimamente 500 kg de soja/ha.
En aplicación de fungicidas, el consultor privado Santiago Barberis remarcó que para prevención de roya, el momento adecuado de aplicación es entre R2- R5.5.
En enfermedades de fin de ciclo, para la zona norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe, el profesional destacó que en el caso de monocultivos es conveniente aplicar fungicidas en R3, mientras que en rotaciones de maíz, se debe efectuar el monitoreo de EFC desde R1.