En los últimos años nuestro país incrementó sus importaciones de combustibles para cubrir las demandas eléctricas, industriales, residenciales y de transporte.
Las importaciones de Gas Natural Licuado que ingresan por Bahía Blanca y Escobar suman unos 6.000 millones de m3 anuales y generan una importante salida de divisas para el país. Para su sustitución harían falta unas 700 mil hectáreas de sorgo y maíz que se podrían combinar con una importante cantidad de residuos orgánicos.
Gracias a sus excelentes condiciones agro-ecológicas, la Argentina es uno de los pocos países donde se podría producir biogás a partir de silaje de maíz o sorgo a un precio competitivo que se podría transportar a través de nuestras redes de gas natural desde las zonas productoras hacia los centros de consumo para sustituir parte del uso del gas natural.
El biogás puede usarse en las turbinas de gas para producir electricidad o como combustible para el transporte, después de un proceso de purificación. Además sirve para producir electricidad y calor en plantas combinadas.
El concepto de cadena de valor, que es la base del pensamiento de MAIZAR, nos permite comprender la relación entre oferta y demanda energética desde un nuevo ángulo. El biogas es una forma novedosa de energía que nos muestra un abanico de oportunidades que podrían ayudarnos a resolver un conjunto de interrogantes:
a) empresarios y económicos vinculados con el abastecimiento energético.
b) ambientales en relación al tratamiento de los residuos
c) sociales en relación al empleo, el ingreso y la demanda de alimentos y energía. Así lo propuso Maizar en el documento “Desafíos y Oportunidades para las Cadenas del Maíz y el Sorgo”, en 2008.

