Su nombre es el que más suena en una segunda fase de recambio en el ministerio de Agricultura de la Nación. Se trata de Emilio Pérsico, el dirigente del Movimiento Evita que ocupa la silla de subsecretario de Agricultura Familiar y que le habría puesto un precio bastante alto a su continuidad: un presupuesto de 1.500 millones de pesos para el área, una secretaría, dos subsecretarías y 14 direcciones nacionales para llevar adelante su proyecto de transformación de la producción rural familiar.
Según publicó El Enfiteuta, la versión que el barbado dirigente echa a correr en los pasillos del ministerio es que cuenta con la venia de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, con quien se habría reunido para abordar el asunto. Sin embargo, otra versión indica que solo habría podido conversar escuetamente con Máximo Kirchner, sin obtener definición alguna.
El caso es que la pretensión para seguir al frente de la subsecretaría no tiene mucho asidero. Semejante presupuesto implica casi el 50% de todo lo que maneja el ministerio y los cargos a los que aspira implicaría que se quede con la conducción de un tercio de la cartera agrícola.
“Quiere la plata para bajarla al territorio, pero llegado el caso el Gobierno se la daría directamente a la gente y no a él, y además a los gobernadores no les gusta mucho que venga alguien de Buenos Aires con tanta plata”, apuntan observadores de la vida institucional argentina.
Por otra parte, la reciente reunión de la Federación de Organizaciones Nacionales de la Agricultura Familiar lo dejó bastante mal parado. Los dirigentes del Fonaf declinaron el apoyo de compromiso que le habría ofrecido Pérsico y se mandaron igual con el acto, que contó con la presencia del titular de la CTA Hugo Yasky, muy aplaudido por los presentes, lo que en un punto desairó a Pérsico que estaría tendiendo puentes con el líder de la CTA opositora, Pablo Micheli.
Aislado, el subsecretario que sueña con construir un poderoso Movimiento Evita Rural le habría puesto fecha de vencimiento a su gestión: el 31 de diciembre, de no mediar una respuesta positiva a sus reclamos.
