Según informó la agencia Nova, se trató de un carnero mayor y otro menor, este último un embrión traído de Australia, logrado en Río Gallegos y trasladado a la provincia de Buenos Aires para que demuestre todo su potencial.
“Ese cordero tenía un valor incalculable”, no sólo por su precio económico sino por el potencial de inseminación que se perdió a partir de este hecho, dijo el dueño del establecimiento, antes de lamentar: “Me dejaron sólo la cabeza”.