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Compost de estiércol bovino y vinaza, la alternativa ecológica para fertilizar el maíz

Técnicos del INTA Manfredi evaluaron el efecto del compost de estiércol bovino y vinaza en maíz para forraje. El cultivo registró buenas condiciones de crecimiento.

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Por Infocampo

Técnicos del INTA Manfredi, Córdoba, evaluaron el efecto del compost de estiércol bovino y vinaza, derivada de la producción de levadura panadera, en maíz para forraje. Los resultados indican que el cultivo registró buenas condiciones de desarrollo y crecimiento con estos residuos como fuente de nutrientes.

De acuerdo con la bibliografía técnica, se estima que un feedlot de 5.000 cabezas puede producir entre 6.000 y 9.000 toneladas de estiércol al año. El estiércol fresco es considerado una mezcla de heces y orina, cuya composición es un factor clave para entender no sólo la magnitud de los niveles de nutrientes y sales acumulados en el suelo, sino también los potenciales cambios en las propiedades y atributos de calidad del sistema edáfico.

“La producción de forraje de maíz no se modificó por el agregado de estiércol compostado, aunque sí se observa una tendencia a incrementar la producción de biomasa en los tratamientos de compost con incorporación de vinaza”, apuntó Nicolás Sosa, investigador del INTA Manfredi a cargo de la experiencia a campo.

El rendimiento medio del ensayo fue de 17.432 kilos de materia seca por hectárea.

“Las precipitaciones durante el ciclo de cultivo permitieron un muy buen crecimiento y desarrollo de todas las etapas vegetativas y reproductivas de las plantas”, observó Diego Mathier, investigador del INTA Manfredi.

En el plano de los nutrientes, se observaron diferencias significativas en el contenido de fósforo total entre la parcela donde se aplicó la mayor dosis de compost con vinaza y la tratada con fertilizante químico.

“Esto representa un aspecto destacado del ensayo, ya que el fósforo es el fertilizante más costoso de reponer en el suelo, debido a que no existen en el país yacimientos de roca fosfórica para la elaboración del fertilizante”, remarcó Marcos Bragachini, investigador de la misma unidad del instituto.

Otra observación de interés fue que el contenido de materia orgánica y nitrógeno total (dos indicadores de la fertilidad potencial de un suelo) no registró diferencias significativas entre el análisis de suelo efectuado antes de la aplicación de compost y el muestreo posterior a la cosecha del cultivo.

Con respecto al pH del suelo, esta variable se encontró en valores cercanos a la neutralidad tanto al inicio del ensayo como luego de la cosecha, a pesar de que el pH de las pilas de compost era alcalino.

“Este dato indica que no habría problemas para el desarrollo de los cultivos y la absorción de nutrientes”, ponderó el investigador.

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