La noticia pasó un tanto inadvertida ante la vuelta de la aftosa a la Argentina, a principios de febrero. Pero el hecho de que la Unión Europea, después de un año de discusión, haya aprobado un plan de acción en materia de bienestar animal para el quinquenio 2006 /2010, no es un tema menor, dado que se trata de uno de los mejores clientes de los productos cárnicos argentinos.
En una cantidad de aspectos, la naturaleza de la producción bovina local es tan distinta a la europea que buena parte de las acciones propuestas por la UE, no tendrán impacto directo en la ganadería local o al menos en el corto plazo.
Sin embargo, los negociadores argentinos creen que la UE buscará que estas medidas se conviertan en estándares de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), en tanto que en la OMC tratará de que sean reconocidas como non trade concern, para poder aplicar subsidios ilimitados.
Pero, ¿de qué tipo de prácticas están hablando los europeos?
El documento presenta 28 acciones concretas a plasmar en los próximos cinco años. Así, por ejemplo, para 2008 se plantea discutir la implementación de un sistema de etiquetado obligatorio para la carne aviar, que signifique que esas granjas están cumpliendo con las normas de bienestar animal.
También se planea el uso de sistemas de posicionamiento global satelital (GPS) en los transportes de hacienda, de manera de poder saber en tiempo real si se están cumpliendo las exigencias en la materia.
Específicamente en transporte, se prohíbe el desplazamiento a más de 100 km de terneros de menos de 10 días y por más de ocho horas para aquellos con menos de 14. También queda prohibido el transporte de hembras en el último tercio de gestación o una semana después de paridas.
El caso es que las normas que vaya implementando la UE internamente, las podrá aplicar a sus proveedores externos. Si establece superficies mínimas por ave en los galpones de crianza, se encontrará en condiciones de exigirlas a las empresas avícolas que envíen sus cortes al viejo continente.
Específicamente, la acción número 28 del documento habla del “posible establecimiento de una norma europea de calidad para los productos que emanan de sistemas de producción animal con un grado elevado de bienestar animal” y de la creación de un sistema para promover la aplicación de estas normas “dentro y fuera de Europa”.
Por caso, el etiquetado diferencial podría afectar a la producción argentina si exige rótulos discriminatorios entre productos europeos y extranjeros, afirman desde la Consejería Agrícola argentina en la UE. Particularmente, los sectores locales dedicados a la producción porcina y aviar deberán seguir con atención la evolución de la normativa europea.
Localmente, desde la Comisión Nacional de Bienestar Animal, que funciona en el ámbito del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria se viene siguiendo de cerca el tema.
Como se dijo al inicio de este artículo, hay áreas donde los estándares aplicados en el país son superiores a los europeos, como superficies mínimas por animal en confinamiento.
Pero en otros, como el transporte o la faena, podría haber repercusiones.
En definitiva, no se trata de un tema urgente, sino importante. Se debe monitorear de cerca la normativa que vaya implentando la UE, para, eventualmente, tener una acción proactiva en vez de reactiva.
Javier Preciado Patiño
jpreciado@infocampo.com.ar
