Después de asegurar que la iniciativa oficial “debería haberse tomado hace tiempo”, el especialista apuntó directo a la cadena cárnica al considerar que estas medidas deberían surgir de su propio seno.
“Si la demanda sigue sostenida y no se incrementa el número de terneros, lo más absurdo es faenar animales con pesos muy inferiores a su potencial productivo”.
La medida “constituye la primera modificación de los pesos de faena de la hacienda, ordenados en 1973 por la ex Junta Nacional de Carnes y comenzará a regir el 1° de noviembre de 2005”.
No obstante, Rearte advirtió que “esto no significa que el tema (de la escasez de carne) esté resuelto, ya que los incrementos de producción que requiere el país superan los márgenes que estas medidas permitirían”.
En la misma línea, Aníbal Fernández Mayer, titular del INTA de Coronel Pringles, sostuvo que “no se pueden faenar animales tan chicos si queremos ganar más mercados”, aseguró.
El ingeniero admitió que “se puede llegar a discutir si la mejor forma es que baje por decreto o no, pero yo estoy hablando de la medida, no de las formas”. Recordó que en Europa y EE.UU. ya se han tomado medidas de este tipo en los ’80”.
