El suelo es uno de los recursos más valiosos para garantizar la seguridad alimentaria y para la generación de ingresos sostenidos en el país. Este aporte depende del correcto balance entre los factores de degradación –agriculturización, explotación de bosques, cría de ganado– y de reposición –ciclos biogeoquímicos de los elementos, formación de humus, diversidad biológica–.
“Con este concepto, el Instituto de Investigación y Desarrollo parala Pequeña AgriculturaFamiliar (IPAF) realiza propuestas tecnológicas que tienden a preservar esta naturaleza y respetar su equilibrio”, explicó Laura de Luca –técnica en suelos del IPAF Pampeano–.
De Luca explica que “el concepto dominante sobre el suelo es de naturaleza utilitaria ya que lo considera como un mero soporte para la producción agropecuaria. Esta concepción no refleja lo intrincado de su funcionamiento ni el delicado equilibrio para lograr un manejo sustentable ya que básicamente hace hincapié en aspectos físicos y químicos, dejando de lado los biológicos”.
Por esto, para la agricultura familiar las propuestas productivas a base de insumos no resultan practicables: “Los desarrollos tecnológicos –destaca la técnica de suelos– deben ser realizados desde la agricultura de procesos y es aquí donde la comprensión de los mecanismos que hacen al equilibrio y funcionamiento de suelo resultan fundamentales”.
Esta mirada –contó Laura de Luca– de la agricultura familiar toma al saber popular que entiende al suelo como un organismo vivo y lo definen mediante como “suelo saludable” o “suelo equilibrado” que como todo organismo vivo necesita estar equilibrado para sobreponerse a sus “enfermedades”.