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Emerge una agicultura (in) visible

El conflicto con el campo los lanzó a la exposición. Ya tienen una Subsecretaría propia en la Sagpya y esperan la definición del hombre que la ocupará. Un segmento relegado de la ruralidad pugna por sus espacios

El conflicto con el campo los lanzó a la exposición. Ya tienen una Subsecretaría propia en la Sagpya y esperan la definición del hombre que la ocupará. Un segmento relegado de la ruralidad pugna por sus espacios
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Si bien ya se venía gestando en los últimos tres años, la problemática de la protesta agropecuaria iniciada el 11 de marzo sacó a la luz a un segmento de la ruralidad hasta ese momento muy poco difundida: la agricultura familiar.

En octubre del año pasado y en ocasión del encuentro del Foro Nacional de la Agricultura Familiar (Fonaf), el secretario Javier de Urquiza había anunciado dos medidas clave para estos productores: la creación de una Subsecretaría propia en el ámbito de la Sagpya y la puesta en marcha de un registro donde se inscribirán aquellos que encuadren en la categoría.

Chacarero, colono, campesino, minifundista, mediero o productor familiar sonalgunas formas de nombrar a este segmentode los productores agropecuariosque reclaman políticas diferenciales.

Un punto central para dimensionarlos es definir qué se entiende por agricultor familiar, y en este sentido si bien hay algunos disensos se conviene que posee

las siguientes características:

a) La gestión de la unidad productiva es realizada por miembros de la familia.

b) Lo producido se vuelca al autoconsumo y al mercado.

c) El trabajo y los medios de producción son aportados por miembros de la familia.

d) La llamada unidad doméstica está físicamente integrada con la unidadproductiva.

Para tener idea de la magnitud de esta agricultura, desde el Fonaf sostienen que en base a datos del Censo Nacional Agropecuario de 2002, dos tercios de todas las explotaciones del país correspondían a “pequeños productores”, lo que implica un número cercano a las 220.000, ocupando una superficie de 23,5 millones de hectáreas.

Otros datos que aportan es que la pequeña producción representa el 53% del empleo agropecuario nacional y el 19% del Producto Bruto Agropecuario.

Un dato, si se quiere llamativo, es que la producción por hectárea de este segmento es 50% mayor que en la de los medianos y grandes productores. “Esto evidencia mayor productividad de la tierra”, sostienen desde el Fonaf.

La institucionalidad de este segmento se viene dando por el foro, creado formalmente a fines de 2005 por el entonces secretario de Agricultura, Miguel Campos. Este foro articula a unas 900 organizaciones de pequeños productores y es coordinado por Pedro Cerviño, que venía de desempeñarse en el departamento de Desarrollo Rural de la Federación Agraria.

Mientras tanto, desde el Estado Nacional una serie de programas apuntan a atender la problemática.

Tal vez el más emblemático sea el Programa Social Agropecuario, a cuyo frente ahora se encuentra José Catalano, un técnico proveniente del Inta, en donde coordina el Centro de Investigación para la Pequeña Agricultura Familiar.

En esa institución también está Cambio Rural, un servicio de extensión al segmento del pequeño y mediano productor, del cual el actual presidente del Inta, Carlos Cheppi, llegó a ser coordinador, en los años de Felipe Solá como secretario de Agricultura.

Asimismo, aparecen programas como el Proinder, Prodernea, Prodernoa, Profam o Minifundios, que atienden problemáticas puntuales, pero que constituyen el universo de intervención desde el Estado.

Lo cierto es que todo este conjunto de ONGs y programas convergerían sobre la Subsecretaría de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural, que formalmente ya ha sido creado mediante el decreto 571 del 4 de abril pasado.

Falta la designación formal de quien ocupará esa cartera, pero varios son los nombres que suenan: Carlos Paz, un ingeniero agrónomo proveniente del Inta y de la Patagonia, con un conocimiento directo con el ex presidente Néstor Kirchner y que contaría con el aval del secretario Javier de Urquiza.

 Osvaldo Lovey, un ex dirigente delas históricas Ligas Agrarias del Chaco y actual interventor del Instituto de Colonización de esa provincia.

Su nombre empezó a sonar fuerte a partir del alineamiento del gobernador Capitanich con el Gobierno Nacional en el conflicto con el campo y su nombramiento sería interpretado como una recompensa al mérito del gobernador.

Enrique Peczak, un dirigente del Movimiento Agrario Misionero, con raíces en la Federación Agraria Argentina. Se sostiene que este candidato tendría el visto bueno de líderes piqueteros próximos al gobierno, como Luis D’Elía, cuyas acciones subieron a partir de su intervención en el conflicto con el campo.

Ricardo Angelucci, ex presidente del Mercado Central, es el cuarto en discordia y su nombre fue lanzado como un hombre próximo al PJ bonaerense o incluso al diputado Felipe Solá. En la carrera parece haber quedado el ex diputado jujeño Rubén Daza.

En la agenda de Cristina

Un convenio celebrado entre la Secretaría de Agricultura de la Nación y ocho municipios bonaerenses, para fomentar la producción hortícola bajo invernáculo, fue la excusa para que la Presidenta de la Nación abordara el tema de los pequeños productores.

“Los quiero mucho (a los productores hortícolas) porque son gente de trabajo, gente, como me gusta a mí, que agacha el lomo sobre la tierra para trabajarla en serio y sé del sacrificio y de la alegría además con que lo hacen”, dijo la primera mandataria.

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