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Fertilizar: ¿A la siembra o al acollaje?

En nuestro país, la práctica de fertilización nitrogenada en trigo más común es la aplicación en el momento de la siembra, con la posibilidad de agregar otra dosis a fin del macollaje. Algunas recomendaciones por regiones.

En nuestro país, la práctica de fertilización nitrogenada en trigo más común es la aplicación en el momento de la siembra, con la posibilidad de agregar otra dosis a fin del macollaje. Algunas recomendaciones por regiones.
infocampo
Por Infocampo

El momento en que el nitrógeno (N) está disponible para el cultivo de trigo, influye en la acumulación y partición, tanto de la materia seca, como del N.

Mientras que la disponibilidad temprana del N se traduce normalmente en mejores rindes, su aplicación en etapas tardías puede mejorar la cantidad y calidad de las proteínas en grano.

Se estima que dos tercios del N en grano a madurez fisiológica en trigo son derivados del N asimilado por el cultivo en prefloración y solamente un tercio proviene de la asimilación posfloración. Sin embargo, esto varía, dependiendo fundamentalmente del contenido de humedad en el suelo y de la disponibilidad de N durante el llenado de granos.

Con referencia a la demanda de N por parte del cultivo, al momento de la floración el trigo habrá tomado aproximadamente el 80% del total de N, por lo que del nutriente mineralizado por el suelo sería más relevante la fracción transformada durante la encañazón (alrededor de septiembre).

El momento de aplicación del fertilizante nitrogenado en el suelo condiciona el componente del rendimiento afectado. Por lo tanto, las correcciones de las deficiencias nitrogenadas deben anticiparse a la floración como para permitir su incorporación en el suelo y posterior absorsión por los cultivos.

Abundantes estudios regionales demuestran que la respuesta productiva de los cultivos a las aplicaciones de nitrógeno depende tanto de factores edáficos como climáticos y de manejo. Veamos cuál es la situación en las distintas zonas de la región triguera. La mayoría de los lotes sembrados con este cereal en el oeste bonaerense presentan insuficiente provisión de nitrógeno para cubrir las necesidades de cultivos de alta producción. Esto es consecuencia, entre varios factores, de las bajas temperaturas del suelo en etapas tempranas del crecimiento de los cultivos, de sus pobres contenidos de materia orgánica y de su manejo.

En general, la mayoría de los fertilizantes nitrogenados aplicados en cultivos de trigo se realiza con anterioridad o durante la siembra, aunque hacia el sur y el oeste de la región pampeana se recomiendan aplicaciones dividas entre la siembra y el macollaje.

En nuestro país, la práctica de fertilización nitrogenada en trigo más común es la aplicación en el momento de la siembra, con la posibilidad de agregar otra dosis a fin del macollaje. Algunas recomendaciones por regiones.
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Por Infocampo

El momento en que el nitrógeno (N) está disponible para el cultivo de trigo, influye en la acumulación y partición, tanto de la materia seca, como del N.

Mientras que la disponibilidad temprana del N se traduce normalmente en mejores rindes, su aplicación en etapas tardías puede mejorar la cantidad y calidad de las proteínas en grano.

Se estima que dos tercios del N en grano a madurez fisiológica en trigo son derivados del N asimilado por el cultivo en prefloración y solamente un tercio proviene de la asimilación posfloración. Sin embargo, esto varía, dependiendo fundamentalmente del contenido de humedad en el suelo y de la disponibilidad de N durante el llenado de granos.

Con referencia a la demanda de N por parte del cultivo, al momento de la floración el trigo habrá tomado aproximadamente el 80% del total de N, por lo que del nutriente mineralizado por el suelo sería más relevante la fracción transformada durante la encañazón (alrededor de septiembre).

El momento de aplicación del fertilizante nitrogenado en el suelo condiciona el componente del rendimiento afectado. Por lo tanto, las correcciones de las deficiencias nitrogenadas deben anticiparse a la floración como para permitir su incorporación en el suelo y posterior absorsión por los cultivos.

Abundantes estudios regionales demuestran que la respuesta productiva de los cultivos a las aplicaciones de nitrógeno depende tanto de factores edáficos como climáticos y de manejo. Veamos cuál es la situación en las distintas zonas de la región triguera. La mayoría de los lotes sembrados con este cereal en el oeste bonaerense presentan insuficiente provisión de nitrógeno para cubrir las necesidades de cultivos de alta producción. Esto es consecuencia, entre varios factores, de las bajas temperaturas del suelo en etapas tempranas del crecimiento de los cultivos, de sus pobres contenidos de materia orgánica y de su manejo.

En general, la mayoría de los fertilizantes nitrogenados aplicados en cultivos de trigo se realiza con anterioridad o durante la siembra, aunque hacia el sur y el oeste de la región pampeana se recomiendan aplicaciones dividas entre la siembra y el macollaje.

Joaquín Rabasa*

Especial para Infocampo

*Responsable de Coordinación

de Regionales Aapresid

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