Esta semana, el Banco Central de Paraguay dio un informe según el cual en el primer trimestre del año 927.000 toneladas de soja de ese país fueron exportadas a la Argentina.
Ya desde el año pasado, desde Infocampo hemos venido siguiendo la evolución de la importación de la oleaginosa.
A principios de este año dijimos que las facilidades otorgadas por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para el régimen de importación temporaria iban a impulsar fuertemente las compras de la industria local, y luego informamos sobre las estimaciones de analistas de Rosario, respecto de que a lo largo del año las compras rondarían entre 2,5 M/t (los más moderados) hasta 4 M/t (los más optimistas), cifra esta última que alguien considera exagerada.
Cuando se conoció el dato oficial paraguayo, difundido por las agencias de noticias internacionales, pareció mucho más alto del que veníamos informando. Entonces chequeamos nuevamente con la información que ofrece la AFIP, para encontrar que según esta fuente, en el primer trimestre del año se registraron operaciones por 523.000 toneladas, es decir el 44% menos de lo que da Paraguay.
¿Se equivoca Infocampo? ¿Hay disparidad de criterios entre la Argentina y Paraguay? ¿Se están cometiendo errores en el registro de las operaciones? En ese caso, ¿quién se equivoca?
Esto que apuntamos ahora fue oportunamente señalado por el diputado nacional por Entre Ríos Emilio Martínez Garbino. Sólo que en ese momento las diferencias eran inversas. Daba más lo que importaba la Argentina que lo que exportaba Paraguay.
El legislador presentó en ese momento (mediados de 2006) un pedido de informes del cual no se sabe si fue respondido por las autoridades del Poder Ejecutivo Nacional.
El punto es que se trata de un producto clave para las economías de ambos países y que en el caso de la Argentina hace un buen aporte a las arcas fiscales. Las autoridades nacionales deberían anoticiarse de estas diferencias y trabajar en armonizar las estadísticas de comercio exterior.
Un dato de la información paraguaya es que el segundo destino de su soja son las Islas Caimán, con 110.000 toneladas, y el cuarto es Suiza, con 80.000. Una singular coincidencia por tratarse, además de importantes centros de consumo de soja, de sedes de paraísos fiscales.
Javier Preciado Patiño
