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La construcción del biofuturo

El jueves 18 y el viernes 19 de junio, lo más graneado de la industria biotecnológica local se dio cita en Rosario para el Biotech Forum 2009, donde también hubo una importante participación de sectores públicos vinculados con la actividad.

El jueves 18 y el viernes 19 de junio, lo más graneado de la industria biotecnológica local se dio cita en Rosario para el Biotech Forum 2009, donde también hubo una importante participación de sectores públicos vinculados con la actividad.
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Por Infocampo

El jueves 18 y el viernes 19 de junio, lo más graneado de la industria biotecnológica local se dio cita en Rosario para el Biotech Forum 2009, donde también hubo una importante participación de sectores públicos vinculados con la actividad.

“Como dijo Federico Trucco, de Indear, el punto es cómo pasar de ser un país adoptante de biotecnología a uno desarrollador”, comentó Julio Ferrarotti, uno de los organizadores del encuentro junto a Pablo Adreani, a modo de síntesis.

Es que hasta el presente, sólo China ha logrado desarrollar su propia tecnología. Sucede que la investigación biotecnológica es costosa y requiere muchos años de financiamiento hasta poder lograr una recuperación de la inversión.

Sin embargo, existen avances en el ámbito del sistema científico y tecnológico argentino, tanto que Biosidus con las vacas transgénicas y Bioceres con un potenciador de genes están tramitando sus respectivas patentes en los Estados Unidos, cuna de la biotecnología, tal como comentó en su charla Jorge Goldstein.

Ferrarotti también fue testigo de los elogios que el especialista de la Universidad de Georgia, Wayne Parrot le deparó al argentino Néstor Carrillo, de la Universidad Nacional de Rosario.”A veces grandes resultados se obtienen en laboratorios que no son los más sofisticados del mundo”, habría dicho el americano.

Desde el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, Carrillo y sus colaboradores encontraron que determinadas proteínas que juegan en el mecanismo de oxidación de las cianobacterias, insertadas en plantas superiores, le conferían a estas últimas mayor resistencia al estrés ambiental, por ejemplo la sequía.

La tecnología, desarrollada en el IBR ya fue patentada y licenciada a varias empresas, nacionales y del  exterior.

“Es fundamental el trabajo en red y la interacción público-privada”, señaló Ferrarotti, para quien no hay a nivel nacional una política basada en objetivos estratégicos. “Hay muchos esfuerzos de los funcionarios, pero falta el trabajo en red”, apuntó.

De todos modos, se destacó los esfuerzos que desde Santa Fe está haciendo la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, que lidera David Asteggiano, y a nivel nacional, el Dr. Lino Barañao, al frente del Ministerio de Ciencia y Tecnología, para articular estas redes de trabajo.

A su turno, Juan Kiekebush, directivo de Syngenta y miembro de la Asociación de Semilleros Argentinos, indicó que “los próximos avances en materia de biotecnología están relacionados con la tolerancia al estrés abiótico, con eventos capaces de mejorar el aprovechamiento de nutrientes y la tolerancia a sequía’.

‘Desarrollar cultivos capaces de hacer un uso eficiente del agua es parte del avance hacia una agricultura sustentable que nos permita asegurar una producción de alimentos suficientes para una población mundial en crecimiento’, agregó.

En tanto, el brasileño Darío Hiromoto fue el encargado de explicar cómo se estaba desarrollando la biotecnología en la principal economía del Mercosur. Tras su charla hubo consenso en que Brasil había tardado más en adoptar la biotecnología, pero, una vez hecho, están avanzando de una manera más rápida que la Argentina.

Si bien, de acuerdo con Kiekebush, la Argentina es el país con mayor cantidad de eventos aprobados, el ritmo que le está imprimiendo Brasil a su política biotecnológica hace prever que ese liderazgo puede perderse en los próximos años.

El directivo abogó por revisar lo que se conoce como política espejo, es decir la aprobación en nuestro país únicamente de aquello que es aprobado por la Unión Europea.

De hecho, Syngenta espera que las autoridades nacionales liberen los cultivos de maíz que suman a la resistencia a insectos con el evento Bt11, la resistencia a glifosato con el evento GA21.

Por su parte, el presidente honorario de Aapresid, Víctor Trucco, presentó el caso de Bioceres, una compañía formada a partir de productores agropecuarios para “liderar, gerenciar y financiar proyectos de investigación y desarrollo que vinculan a la ciencia con la producción”. La compañía surgió en 2001 y hoy Trucco se desempeña como presidente honorario.

Por medio del vínculo con el sector público, Bioceres desarrolló el Instituto de Agrobiotecnología Rosario (Indear). Allí trabajan en la producción de la quimosina bovina -utilizada en la industria láctea- en plantas de cártamo, lo que se conoce como molecular farming, sistema que podría ser más eficiente que el de los biorreactores actuales.

Además, la empresa de productores desarrolló Bioceres Semillas SA, donde apuestan a penetrar en el competitivo mercado de la genética vegetal.

De esta forma, conectarían en un perfecto círculo virtuoso a la investigación científica con la aplicación a campo, con el valor agregado de ser los accionistas arte y parte en el ciclo.

Javier Preciado Patiño

(Artículo publicado en la edición de hoy de Infocampo Semanario)

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