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Las contradicciones de un país con historia ganadera

La posibilidad de importar carne de otros países del Mercosur es una estrategia equivocada, de acuerdo con el autor de este artículo. Para el analista agropecaurio hay que trabajar en los sustitutos y en los incentivos.

La posibilidad de importar carne de otros países del Mercosur es una estrategia equivocada, de acuerdo con el autor de este artículo. Para el analista agropecaurio hay que trabajar en los sustitutos y en los incentivos.
infocampo
Por Infocampo

Como un lineal efecto de acción y reacción, las medidas adoptadas por las autoridades económicas disparan propuestas tanto o más incomprensibles que las generadas desde el ámbito oficial.

En el país de las vacas es extremadamente difícil de digerir la propuesta lanzada de importación como método de control del precio de la carne a nivel local.

La comprobación de lo estéril de esta propuesta viene de la mano de varios argumentos de peso: una fuerte contradicción del modelo económico elegido (y la incidencia de ciertas variables), la consolidación sanitaria de los rodeos, la historia (lejana y reciente), y los hábitos del consumidor argentino.

Desde el Ministerio de Economía y el Banco Central se vuelcan diariamente grandes recursos para sostener el tipo de cambio. Esto, que se presenta como la ventaja competitiva diferencial que permite la salida de nuestros productos al mundo, es contradictoriamente neutralizada con retenciones. El sistema de dos tipos de cambio es inconsistente para la doble actividad de importar y exportar. Resulta fundamental para la ganadería consolidar el status sanitario alcanzado. Es poco serio traer carne de Brasil en tanto y en cuanto se le cierran mercados. Mientras aquí a nuestros productores se les exige sanidad (y si no cumplen se los castiga con el sacrificio de sus animales) terminamos premiando a quienes presentan dudosos controles sobre enfermedades bovinas.

La historia deja enseñanzas y verifica la ineficiencia de estas medidas. Los pollos de Mazzorín y las recientes subas de retenciones lácteas y su nulo efecto en el precio confirman la regla. El fuerte vínculo que presenta el consumidor con la carne argentina es difícil de romper con otro en la misma categoría de producto. Es mejor insistir con los sustitutos, tendencia que ya se verifica. Pero la política que mejor resultados alcanza es la de incentivo a la producción. Las que se están tomando lo que provocan es la contracción y freno de la inversión por reglas de juego cambiantes y poco claras.

Duro comunicado de la SR de San Pedro

“Repasando cada una de las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional, podemos advertir que son los únicos responsables del aumento de la carne”, dijo la entidad, para agregar que “funcionarios improvisados, malintencionados, cargados de ideología y de egoísmos, resuelven sobre el trabajo de los productores ganaderos”.

Para la Sociedad Rural de San Pedro, “es hora de que el sector se ponga los pantalones largos y haga sentir su voz ante estos patoteros que quieren quedarse con nuestro esfuerzo diario”.

Después de considerar que “quizás, les resulte muy difícil a estos señores entender lo que significa producir a cielo abierto”, los ruralistas recomendaron al gobierno “no olvidar que gracias al sector agropecuario, este país en el pasado reciente no estalló en mil pedazos”, concluyó el más que categórico comunicado de la entidad.

La posibilidad de importar carne de otros países del Mercosur es una estrategia equivocada, de acuerdo con el autor de este artículo. Para el analista agropecaurio hay que trabajar en los sustitutos y en los incentivos.
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Por Infocampo

Como un lineal efecto de acción y reacción, las medidas adoptadas por las autoridades económicas disparan propuestas tanto o más incomprensibles que las generadas desde el ámbito oficial.

En el país de las vacas es extremadamente difícil de digerir la propuesta lanzada de importación como método de control del precio de la carne a nivel local.

La comprobación de lo estéril de esta propuesta viene de la mano de varios argumentos de peso: una fuerte contradicción del modelo económico elegido (y la incidencia de ciertas variables), la consolidación sanitaria de los rodeos, la historia (lejana y reciente), y los hábitos del consumidor argentino.

Desde el Ministerio de Economía y el Banco Central se vuelcan diariamente grandes recursos para sostener el tipo de cambio. Esto, que se presenta como la ventaja competitiva diferencial que permite la salida de nuestros productos al mundo, es contradictoriamente neutralizada con retenciones. El sistema de dos tipos de cambio es inconsistente para la doble actividad de importar y exportar. Resulta fundamental para la ganadería consolidar el status sanitario alcanzado. Es poco serio traer carne de Brasil en tanto y en cuanto se le cierran mercados. Mientras aquí a nuestros productores se les exige sanidad (y si no cumplen se los castiga con el sacrificio de sus animales) terminamos premiando a quienes presentan dudosos controles sobre enfermedades bovinas.

La historia deja enseñanzas y verifica la ineficiencia de estas medidas. Los pollos de Mazzorín y las recientes subas de retenciones lácteas y su nulo efecto en el precio confirman la regla. El fuerte vínculo que presenta el consumidor con la carne argentina es difícil de romper con otro en la misma categoría de producto. Es mejor insistir con los sustitutos, tendencia que ya se verifica. Pero la política que mejor resultados alcanza es la de incentivo a la producción. Las que se están tomando lo que provocan es la contracción y freno de la inversión por reglas de juego cambiantes y poco claras.

Duro comunicado de la SR de San Pedro

“Repasando cada una de las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional, podemos advertir que son los únicos responsables del aumento de la carne”, dijo la entidad, para agregar que “funcionarios improvisados, malintencionados, cargados de ideología y de egoísmos, resuelven sobre el trabajo de los productores ganaderos”.

Para la Sociedad Rural de San Pedro, “es hora de que el sector se ponga los pantalones largos y haga sentir su voz ante estos patoteros que quieren quedarse con nuestro esfuerzo diario”.

Después de considerar que “quizás, les resulte muy difícil a estos señores entender lo que significa producir a cielo abierto”, los ruralistas recomendaron al gobierno “no olvidar que gracias al sector agropecuario, este país en el pasado reciente no estalló en mil pedazos”, concluyó el más que categórico comunicado de la entidad.

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