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Maíz: ¿cuánto dinero se pierde por retrasar la fecha de siembra o no ajustar la densidad?

Un estudio realizado por Syngenta en Tandil calcula el perjuicio, en el caso del maíz, de no tomar decisiones agronómicas en base a lo que reflejan los datos, por medio del uso de tecnología.

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Por Infocampo

¿Qué híbrido de maíz me conviene sembrar? ¿Cuál es la densidad óptima para ese híbrido? ¿Y me conviene implantar con densidad variable?

Son algunas de las preguntas que, según Alfredo García, responsable de Soluciones Agronómicas Digitales para el Negocio de Semillas de Syngenta, cada productor debe hacerse antes de iniciar la campaña.

“El valor de tomar decisiones correctas”, fue el título que eligió para la conferencia que brindó en el Congreso Internacional de Maíz y en la que precisamente mostró un caso concreto de cómo, mejorando la toma de decisiones agronómicas en base a datos y al uso de tecnologías, se pueden obtener mejoras sustancias en eficiencia, productividad y rentabilidad.

LA TOMA DE DECISIONES EN MAÍZ

“¿Tomamos decisiones racionales basadas en datos? ¿Cuán asertivos somos a la hora de tomar decisiones? ¿Conocemos cuál es el impacto de tomar decisiones correctas?”, prosiguió con las preguntas García, al participar del panel sobre “Cómo monetizar la tecnología”.

En diálogo con Infocampo, García subrayó que, tras el mal paso de la última campaña, para la que está comenzando se impone ser más eficientes. “

Y la toma de decisiones correctas es lo que hace diferencia a la hora de construir rendimientos”, evaluó.

Esto significa elegir correctamente el híbrido a implantar, tener en cuenta en qué fecha rinde más, cuál es la mejor densidad en función del ambiente en el que se esté trabajando, y por último también pensar en ajustar la fertilización a la necesidad real que presente cada lote o parcela en particular.

Bajo este panorama, mostró un modelo de simulación realizado para un establecimiento de Tandil, que arrojó los siguientes datos de manera general:

Fecha de siembra

En años “Niño”, cada semana que se retrasa la fecha de siembra desde el período óptimo (de mediados de octubre a principios de noviembre), puede significar 1.200 kilos por hectárea menos a la hora de la cosecha. En años “Niña”, este valor es de 600 kilos.

“De cualquier forma, el costo está y en dólares, a los precios de hoy del maíz, significa entre U$S 200 y U$S 100 menos por hectárea, solo por sembrar por fuera de la ventana óptima”, indicó García.

Densidad

En lo que respecta a la densidad de siembra, se compararon planteos que ajusten la cantidad de plantas por metro cuadrado en relación al ambiente y al potencial del híbrido, en relación a la práctica promedio de un productor del sudeste bonaerense que se ubica en torno a las 50.000 plantas por hectárea.

“Si hacemos un ajuste específico para el híbrido que sembramos, podemos ver mejoras de 9 o 10 dólares hasta 80. El impacto es significativo. Depende del híbrido, del ambiente y de la densidad, es específico para cada caso, pero está claro que es fundamental entender cómo tenemos distribuidos los ambientes en el lote, caracterizarlos, cuál es el rendimiento alcanzable en cada uno de ellos y conocer el comportamiento de cada material en cada ambiente para ajustar la densidad”, enumeró.

Y cerró: “El maíz no es solamente una bolsa con semillas; es genética, germoplasma, y además es conocimiento, el que generamos a través de múltiples ensayos en distintas fechas de siembra que nos permiten construir modelos de recomendación agronómico. Esa información es la que nos da la posibilidad de tomar decisiones más acertivas y ser más eficientes a la hora de producir”.

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