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Más kilos de soja con herbicidas residuales

La mezcla de glifosato con imazetapir otorga un control duradero de malezas. Las sojas así tratadas duplicaban en altura a las tratadas únicamente con el herbicida total.

La mezcla de glifosato con imazetapir otorga un control duradero de malezas. Las sojas así tratadas duplicaban en altura a las tratadas únicamente con el herbicida total.
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Por Infocampo

Se podría pensar que después de tantos años de agricultura con sojas resistentes a glifosato y maíces con buenos controles de herbicidas, el banco de semillas del suelo se agotó y las malezas ya no representan un problema. Es un error. Lo demuestra el ensayo que la compañía de agroquímicos Basf lleva adelante en un campo de Bragado, donde compararon cuatro tratamientos en soja: la aplicación de una mezcla de glifosato e imazetapir (Alteza) en presiembra, dos tratamientos convencionales con aplicaciones de glifosato divididas (en uno de los casos la segunda fue tardía) y un testigo sin aplicación de herbicidas.

En este último caso, el cultivo estaba completamente tapado por el pasto cuaresma. Pero en los otros, la diferencia era igualmente notable, particularmente en la que se hizo una primera pasada de glifosato en presiembra y una segunda tardía, cuando la maleza ya alcanzó a competir con la soja. Allí, el tamaño de la planta se redujo a la mitad respecto de la tratada con la mezcla de glifosato e imazetapir. “La idea es mostrar la ventaja de utilizar un herbicida que tenga residualidad”, comentó Daniel Rolón, uno de los directores de la compañía en materia de protección de cultivos. Una situación intermedia correspondió al tratamiento con dos aplicaciones de glifosato, una presiembra y otra en posemergencia temprana.

El costo del tratamiento con 4 l/ha de Alteza ronda los 16,60 dólares por hectárea, más la aplicación, valor que supera al de dos aplicaciones de glifosato a razón de 2 l/ha en cada pasada. Pero con el herbicida residual no sólo se ahorra una pasada de la pulverizadora, que puede rondar los 3 u$s/ha, sino que además se ganan entre 150 y 300 kg/ha de soja en rinde de soja por mejor control de malezas, lo cual suma (a 160 u$s/t) entre 18 y 36 dólares por hectárea (descontados gastos de cosecha y comercialización).

“Hay que ver que en algunos casos, en lotes muy infestados, el productor tiene que hacer tres aplicaciones de glifosato solo, por ejemplo cuando hay chinchilla, que nace en forma escalada durante el ciclo del cultivo”, comentó Rolón. “Por otro lado, hay una ventaja que muchas veces no se cuantifica, porque con Alteza tengo que entrar menos veces al cultivo (a fumigar) y tengo disponible la maquinaria para hacer otras labores. Esto, para productores que siembran muchas hectáreas es interesantísimo”, agregó. La mezcla de imazetapir con glifo otorga una residualidad que en la mayoría de los casos se extiende durante todo el ciclo del cultivo, aseguró el técnico, si bien esta característica en definitiva dependerá de la humedad y temperatura durante ese lapso.

El espectro de control de malezas es muy amplio, aseguró Rolón. Por caso, contra el cebollín el imazetapir funciona muy bien cuando se lo combina con glifosato. “Imazetapir no tiene ninguna toxicidad en soja; Alteza se lo puede aplicar en presiembra, preemergencia o posemergencia. Es totalmente selectivo”, agregó.

Ese herbicida, de la familia de las imidazolinonas, posee un amplio espectro en el control no sólo de malezas de hoja ancha sino también gramíneas. “En posemergencia, la recomendación de Alteza es aplicarlo cuando la maleza no tiene más de tres o cuatro hojas”, recomendó el técnico.

En otro orden de cosas, la compañía de agroquímicos aprovecha para mostrar el resultado de la inoculación de sojas con Optimize de Nitragin, un producto de última generación que hizo su debut en esta última campaña.

Este producto incorpora lo que denominan “factor nod”, una molécula que estimula la colonización de la raíz por parte de las cepas de rizobios fijadores de nitrógeno. Esta tecnología daría, incluso, mejores resultados ante condiciones de estrés. Al público, la jornada se realizará el 28 de febrero, en el km 208 de la Ruta 5.

Presentación

El herbicida Alteza se presenta en bidones de 20 litros, con la mezcla de glifosato e imazetapir ya hecha, más los coadyuvantes.

En cambio On Duty, un herbicida para maíz, viene en una presentación sólida (gránulos dispersables), en bolsas de 113 gramos, que es la cantidad necesaria para tratar una hectárea de maíz Clearfield, todo dentro en un pack con el tensioactivo.

Según afirman, la tecnología Clearfield ha venido creciendo tanto en maíz, como en girasol, en este último caso con el herbicida Clearsol.

Utilizan el fungicida Opera en maíz

Como novedad, Basf presentó el uso del fungicida Opera en maíz, con la idea de combatir la enfermedad conocida como roya del maíz (Puccinia sorghi).

El producto estaba registrado para trigo y maní entre otros cultivos, pero a partir de que el problema de roya viene creciendo en el cultivo de este cereal -la gente de la Universidad de Rosario ha trabajado al respecto en las últimas campañas- han decidido expandir el uso a este cereal.

“Los semilleros ya lo utilizan para controlar la enfermedad en sus líneas de maíz, pero ahora ya se está viendo mucho directamente en el híbrido comercial”, apuntó Rolón.

Hasta ahora se ha visto que hay materiales que son más susceptibles que otros a esta enfermedad y hacia ellos apunta la idea del tratamiento con Opera.

También se lo vio con mayor frecuencia, en la última campaña y en la zona núcleo maicera del sur de Santa Fe y norte de la provincia de Buenos Aires. La aplicación se realiza generalmente en prefloración o inicio de floración, con avión, a dosis de 750 cc/ha. A campo, se percibía una mejor coloración verdosa (stay green) en las parcelas tratadas que en las no tratadas con el producto.

“En las hojas superiores del testigo se pueden ver más síntomas de roya que en las parcelas tratadas”, apuntó el técnico de Basf, directamente desde el lote.

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