Mientras que el proceso de sojización avanza en el país sobre tierras marginales, alentado por precios que siguen sosteniendóse por encima del maíz y del trigo, hay quienes aún en este contexto se preocupan también por la sustentabilidad.
Marcos Rodrigué, gerente general del Grupo La Redención Sofro, propone un esquema de arrendamiento que pueda conciliar las necesidades del dueño del campo, de preservación del suelo, con los intereses de rentabilidad del negocio de los arrendatarios, pero admite que la rotación, una práctica agrícola tan vieja como eficiente, es la única forma que permite la sostenibilidad.
-Evidentemente, en la Argentina hoy el negocio es la soja. Desde el punto de vista de la agronomía, ¿no se podría desarrollar un modelo de producción que lo que haga es darle sustentabilidad al monocultivo de soja?
-El año pasado en la zona núcleo, en Junín y Marcos Juárez, donde tuvimos una muy buena campaña, era muy común tener rendimientos de 50 quintales, pero en campos que venían con 15 años de soja sobre soja no superaron los 33 quintales. ¿Es un modelo sustentable hacer soja sobre soja? La respuesta es no, y no sólo por el suelo, sino también por las enfermedades, que solamente se cortan con rotación de cultivos. Es imposible llevar un modelo agrícola sustentable haciendo soja sobre soja.
– ¿Pero a través de la incorporación de cultivos de cobertura, de un buen plan de nutrición, no se puede propender a un buen sistema basado en la soja?
-Evidentemente todavía no se ha descubierto o no ha sido llevado adelante. La realidad es que cuando estás trabajando en un campo y estás haciendo monocultivo de soja, lo que ocurre a través del tiempo es que baja la productividad del campo. Solamente se puede llevar a cabo mediante rotación, es imposible hacerlo de otra manera.
– Hace poco en un campo de Colón, provincia de Buenos Aires, los productores tenían cerrado un contrato para hacer agricultura por 16,5 quintales de soja, pero luego llegó un pool de Saladillo que puso 19 quintales sobre la mesa y se quedó con ese campo. Entonces, ¿de qué manera se puede lograr lo que ustedes proponen?
-Nosotros proponemos un contrato de arrendamiento, en el cual se pueda hacer, depende del lugar, una cantidad de quintales fijo. Teniendo por ejemplo una rentabilidad que puede oscilar entre un 25 y un 30%, a partir de ahí se reparte la diferencia. Con lo cual se logra cubrir el riesgo del campo garantizando una cifra determinada y, si el año viene bueno, se tiene un plus por compartir la utilidad. Cuando se trata de un año malo, se cobra sólo el fijo. Esto nos parece racional porque uno se garantiza alguna rentabilidad y a partir de allí se comparte la utilidad con el dueño del campo. En realidad debería ser que en campos productivos con valores que rondan 19 o 20 quintales, uno se lleve una buena renta. En la zona núcleo, en campos que llevamos seis años, por ejemplo, el dueño del terreno obtuvo en este período más o menos 270 dólares, y a nosotros nos quedaron 100, es desproporcionado, pero para nosotros es una buena renta. La realidad es que cuando te vas de la zona núcleo a áreas más marginales, esos 100 dólares desaparecen y empezás a tener rentabilidad negativa y el dueño sigue cobrando 200 o 230 dólares. Lo que queremos es mantener el negocio.
-¿Lograron cerrar algún acuerdo con este esquema de un valor fijo más otro variable?
-Sí, inclusive fue propuesto por dueños de campos. Hay gente que quiere que le cuiden el campo y se da cuenta de que con este sistema se mantiene el cuidado de la tierra. Entonces estamos proponiendo cosas nuevas, porque lo tradicional sabemos que está; igual si aparece alguien interesado en hacer soja por un año y el campo es bueno, tratamos de pagar lo que se paga en el mercado, pero sabemos que eso para nosotros es un año o dos y después nos vamos. Tranquilamente se puede hacer soja sobre soja en campos con rotación, pero nosotros no queremos trabajar para un año o dos, queremos trabajar por más tiempo.
-¿Realizaron algo de maíz en la zona de Inriville?
-Este año el maíz aumentó su valor y también el maíz a futuro, entonces se puede pagar 15 a 16 quintales de soja en la zona de Inriville y podés pagar 30 quintales de maíz. Pero el año pasado que el maíz valía la tercera parte de lo que vale la soja, si pagás 15 quintales de soja y hacés maíz, estás pagando 45 quintales de maíz. Nosotros donde hacemos soja pagamos con soja, y donde hacemos maíz pagamos con maíz.
Rodrigué destaca que en este tipo de relación contractual, se vinculan estrechamente los intereses del arrendatario con los del propietario, debido a que se compartan los riesgos productivos y se aprovechen los años con altas producciones.
