“Tras competir con la agricultura por el uso del suelo, soportar el fárrago de políticas públicas de los últimos cuatro años y sobrevivir a una de las sequías más duras de la historia, la ganadería se prepara para enfrentar una etapa diferente”, aseguró el consultor ganadero Víctor Tonelli durante una reciente jornada organizada en Tres Arroyos por los grupos CREA de la región Mar y Sierras.
“Pese al embate de la soja, y en favor de perspectivas estimulantes, la ganadería pudo sostener el stock e incluso crecer entre 2004 y 2006, a partir del desarrollo de potreros anteriormente subexplotados y del crecimiento de la suplementación y de la terminación a corral”, dijo el especialista, según indica un comunicado difundido hoy por el Movimiento CREA.
Los problemas surgieron a fines de 2005, cuando las políticas públicas apuntaron a desacoplar los precios y los costos internacionales de los internos a través de subsidios, compensaciones, precios máximos y limitación a las exportaciones.
“Asistimos a todo tipo de manejos discrecionales que terminaron desarticulando los mecanismos naturales de una cadena altamente atomizada, para transformarla en una corte de empresarios que consintieron la concentración de poder, sin advertir los peligros que ello entrañaba”, describió.
Asimismo, dijo que “por falta de rentabilidad en el negocio y en un marco de inusitada inequidad, los criadores se fueron desprendiendo de sus vientres y los engordadores no subsidiados fueron desplazados del negocio”.
El stock nacional, determinado a partir del número de animales vacunados contra la aftosa, disminuyó cerca de 5 millones en los últimos dos años y “las proyecciones indicarían que continuaría bajando hasta alcanzar una reducción cercana a los 8 millones el año próximo”, aseveró Tonelli.
“La cría, el sector más afectado, revelará el impacto de la crisis durante los próximos dos años, con caídas de más de 3,5 millones de terneros ofrecidos al mercado durante 2010 y 2011; dará un 25% menos de terneros que en 2008”, proyectó.
“Los subsidios a los feed lots, base del crecimiento artificial de la oferta, caerán por su propio peso (envueltos en una sospecha de corrupción muy grave) y la vuelta a un clima más húmedo provocará una retención inevitable ante la significativa despoblación de los campos ganaderos”, agregó el consultor.
Si se proyecta la oferta de hacienda para faena hasta marzo de 2010, segmentada entre aquella proveniente del feed lot y la pastoril, se desprende que a partir de diciembre la oferta total caería por debajo de un millón de cabezas, con diferencias de entre 300.000 y 400.000 cabezas respecto de las faenadas durante 2009 (ver gráfico adjunto).
Por otra parte, la demanda interna y externa ha mostrado una actividad sostenida, con valores muy interesantes y ha sido capaz de absorber volúmenes de carne extraordinarios generados por una liquidación en la que las hembras superaron el 51% del total faenado.
Asimismo, las proyecciones indican que la oferta de carne para los próximos dos años caerá en alrededor de 500.000 toneladas equivalente res con hueso, cifra que representa aproximadamente 13 kilos menos por habitante y por año.
La alternativa de reemplazar esta caída en la oferta con importaciones no resultaría muy viable, debido a la calidad requerida para el consumo y a los altos precios internacionales a los que acceden los países vecinos.
“Como consecuencia de lo descripto, con o sin cambios en las políticas públicas, el desfase entre demanda y oferta se arbitrará con una significativa suba de los precios del ganado y, en menor medida, de la carne al consumidor”, adelantó Tonelli, y aclaró que “esto no ocurrirá sin fuertes conflictos con el Gobierno, que intentará, una vez más, intervenir para evitar lo inevitable”.
A modo de conclusión, el técnico afirmó que “la situación a la que ha llegado la ganadería argentina y la contracara que se observa en los países vecinos, que priorizaron las fuerzas del mercado, es una nueva demostración de las equivocadas políticas públicas intervencionistas”.