A fines del año pasado, una vez finalizada la prolongación de la Escollera Sur, las autoridades del Consorcio del Puerto de Quequén aseguraron que la obra permitiría a los productores acceder a mejores precios de los granos a partir de la reducción de los costos portuarios.
Pero eso no sucedió. El trigo en el puerto de Bahía Blanca se está pagando 20 $/tonelada más que en Quequén (370 versus 350 $/tonelada).
Ahora las autoridades del puerto de Quequén dicen que harán un nuevo calado del puerto y que recién entonces los precios se equipararán con los presentes en Bahía Blanca.
Ayer se adjudicó a una empresa de capitales extranjeros las nuevas obras, que llevarán el dragado del puerto de Quequén a 45 pies el canal exterior y a 40 el baso portuario, interior portuario y muelles.
Según indicó a Infocampo Mario Goicoechea, titular del Consorcio de Gestión del Puerto de Quequén, la obra es âla complementación de la remodelación y ampliación de la Escollera Sur, y al finalizar la misma, en noviembre próximo, permitirá no sólo aumentar la capacidad de operatoria, sino también reducir en más de un 40% los costos por fletes que hasta ahora se abonan, además de garantizar la mayor cantidad de días de operaciónâ.
La obra en cuestión, que se realiza con financiamiento de los gobiernos provincial y nacional y con el aporte de un crédito de Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tendrá un costo total, incluida la remodelación de la escollera, de unos 100 M/$.
Según las previsiones de Goicoechea, a partir de la finalización de la obra, el puerto de Quequén podría llegar a operar alrededor de 7,0 M/toneladas anuales (hoy moviliza unas 3,5 M/toneladas por año).
El puerto de Quequén, por su proximidad a las aguas profundas del litoral marítimo bonaerense, cuenta con un problema: la utilización plena de su capacidad está limitada por las condiciones climáticas, lo cual obliga a las autoridades de Prefectura Naval a establecer el cierre del puerto bajo determinadas situaciones de olas y vientos; esto, si bien se hace para no comprometer la seguridad de la navegación, provoca tiempos muertos y demoras que se traducen en pérdidas anuales por falso flete.
Gustavo Malem
