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Retenciones: chía y carne ovina, ejemplos en los que el productor pierde mucho y el Estado gana muy poco

Confederaciones Rurales Argentinas reafirmó su “premisa irrenunciable” contra las retenciones y dio ejemplos de economías regionales donde su aumento destruye a los productores y tiene poco impacto en el fisco.

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Por Infocampo

Luego de la presentación del mega DNU del Presidente Javier Milei y el envío al Congreso de la Ley Ómnibus, en el agro repercuten aún los coletazos de la decisión de aplicar retenciones para una larga lista de producciones del campo.

En esa línea, y tras haber manifestado la postura de respaldo de la entidad hacia los principales lineamientos del plan económico del nuevo Gobierno, desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) reafirmaron su rechazo a la intención de aplicar derechos de exportación.

“El proyecto de ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos propone un aumento de los derechos de exportación para muchos productos agropecuarios y de economías regionales. El nuevo esquema introduce nuevas distorsiones y generará problemas para los productores, menor inversión, menor empleo y más concentración de la producción”, manifestaron desde la entidad presidida por Carlos Castagnani.

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De ese modo, señalaron que “un análisis costo-beneficio de los derechos de exportación índica que, para muchas actividades productivas, en particular en las economías regionales, esta nueva presión tributaria perjudica notoriamente a los productores, y el beneficio a obtener por el fisco nacional es escaso”.

Y apuntaron que los casos más complicados son:

  • Vinos
  • Algodón
  • Carne ovina
  • Aceite esencial de limón
  • Tabaco
  • Forestoindustria
  • Avicultura y su industria
  • Porcicultura y su industria
  • Floricultura
  • Mandioca,
  • Aromáticas y especias

“Sin enumerar otras producciones regionales menores, como por ejemplo semillas de chía, sésamo, poroto mung, cártamo y pisingallo”, estimaron.

RETENCIONES: EL CASO DE LOS OVINOS

A su vez, desde CRA sostuvieron que “el problema de los derechos de exportación lleva larga data, y la persistencia del impuesto es una apropiación adicional del Estado Nacional sobre la facturación de los productores, que son quienes soportan el impuesto pues los exportadores lo trasladan al precio interno final pagado”.

Es imprescindible eliminar las “retenciones”, impuestos que no se cobran en casi ningún país del mundo. Esta oposición tajante a los derechos de exportación la hemos mantenido desde su primera imposición y es una premisa irrenunciable en defensa de la producción que mantendremos sin importar el signo político de quien gobierne”, argumentaron.

Y señalaron tres ejemplos de impacto de las retenciones: carne ovina, vinos y chía, cártamo y otras semillas.

“En el caso de la carne ovina, el 85% de la exportación proviene de la Patagonia. Los derechos de exportación de 5% fueron bajados a 0% en 2022. La abrupta suba a 15%, en un contexto de precios internacionales al 50% de su valor de años previos, limita toda posibilidad de exportar en 2024”, sumaron.

ovejas patagonia

En esta producción entienden que el beneficio para el fisco sería de entre u$s 1,5 a u$s 2 millones anuales, una cifra insignificante para el Estado, pero determinante para una producción de 2.000 productores proveedores de la exportación.

“Se le estaría quitando entre $ 500.000 y $ 800.000 a cada productor, afectando seriamente la actividad”, graficaron.

RETENCIONES: PROBLEMAS PARA LA VITIVINICULTURA

Para el caso de los vinos, desde CRA afirman que el panorama es parecido. Allí la alícuota de derechos de exportación propuesta pasa de 5% a 8%.

“De cara a 2024, el mercado interno sufrirá una fuerte caída de ventas por caída del poder de compra del salario, por el alza abrupta de la inflación, en medio del proceso de normalización de precios relativos comenzado desde el 11 de diciembre”, detallaron.

“Por otra parte, a priori se espera una mayor cosecha, en un contexto importante de stocks, o sea habrá mayor oferta de vinos. En ese escenario, es clave la salida exportadora. Tanto bodegas como productores, que son quienes cargarán con el costo mayor del problema”, agrega el informe.

La semana pasada desde IERAL Mediterránea habían alertado por una similar visión acerca del horizonte vitivinícola y el peligro de los excesos de stocks.

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RETENCIONES: EL IMPACTO EN LA CHÍA, EL CÁRTAMO Y OTRAS SEMILLAS

Y, para el caso de la chía, cártamo y otras semillas, el impacto negativo sobre productores de Salta, Jujuy, Tucumán y Chaco “sería enorme, y el beneficio para el Estado es mínimo”.

Las exportaciones anuales de chía, semilla producida en provincias del NOA, rondan los U$S 5 millones. La chía nunca tuvo derechos de exportación hasta ahora, y súbitamente pasaría a pagar una alícuota de 15%.

“Esto implicaría para el Estado una recaudación de algo menos de u$s 769.500”, señalaron.

“Durante los últimos 20 años la producción de cártamo en el NOA ha sido una de las pocas alternativas económicamente rentables en invierno dada su baja necesidad hídrica. Es un cultivo 100% regional, concentrado principalmente en la provincia de Salta, a una distancia de 1.300 km de los puertos donde se exporta. Todo lo que se produce se exporta como aceite, generando ingresos genuinos de divisas sin afectar el consumo interno”, explicaron.

El aceite que se exporta genera entre u$s 5 a 10 millones anuales. “El impacto en los magros márgenes, que equivaldrían a una baja de ingresos directos al productor de aproximadamente USD/ton 60, llevarían a su reducción o discontinuidad de este cultivo regional, afectando la contratación de servicios, generación de empleo y mano de obra, mayor demanda de insumos”, cerraron.

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