El dato a destacar tiene relación con las previsiones que la industria avícola tenía para este año, ya que el incremento de faenas estaba por encima del 10% anual.En este marco, para marzo se esperaba superar los 41,31 millones de cabezas registradas en el mismo mes de 2007 en cifras superiores a ese porcentaje.
En números concretos, en febrero de 2008 (que es el mes con menos días hábiles del año) se habían faenado 42,53 M de cabezas; y en marzo, el total sería de 39,50 M de cabezas. En este último punto entran en juego dos variables a tener en cuenta: en el tercer mes de 2008 hubo tres feriados, pero la más importante, hubo 21 días de paro.
En este contexto de paro y movilización, la faena avícola se vio considerablemente afectada, en una etapa de crecimiento de la industria. El sector había planificado, mediante numerosas inversiones, un desarrollo hacia el futuro, que ante esta situación sufre grandes desacoples.
Esta etapa de progreso se ve claramente en los números: desde fines de 2003, el crecimiento ha sido sostenido y constante a un ritmo de 13% anual.
En los últimos tiempos el progreso fue muy notorio: en septiembre de 2007 se registró una faena por 36,78 M de cabezas, hasta llegar a enero de 2008 cuando se alcanzó un total de 45,07 M de cabezas faenadas, marcando una cifra récord en la industria. Las provincias de Entre Ríos y Buenos Aires aportaron casi el 90% de la producción final.
Durante el primer trimestre de 2007 se había alcanzado faenar por 118,4 M de cabezas. A pesar de la coyuntura actual y los desacoples, el período comprendido entre enero y marzo de este año estaba superando la producción del año pasado en un 7%, se habían faenado 127,1 M de cabezas.
La proyección de crecimiento hecha por el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa) aspiraba a totalizar 480 M de faenas en 2008. Desde el sector apuntan que para diciembre, si la situación se normaliza, no habría inconvenientes en cumplimentar las aspiraciones.
La industria avícola es un sector que funciona prolijamente con el concepto “just in time”, un proceso coordinado que, ante cualquier imponderante, sufre las consecuencias. Distinta es de otros sectores agropecuarios, donde se puede acopiar el grano, o bien, no faenar el ganado, los tiempos son respetados a rajatabla y se deben cumplir estrictamente.
La paralización de actividades afectó de lleno en la etapa de producción de pollitos BB y generó una desregularización en el resultado final.
Desde el sector claman haber sido los más afectados durante el paro debido precisamente a la coordinación que requiere la industria. De todas maneras, los productores son optimistas: “recuperar se recupera” dicen por lo bajo. Para abril esperan una leve normalización en las faenas. Aunque, por otro lado, afirman que va a pasar un largo rato para que esto suceda.
“Estamos siguiendo muy de cerca lo que sucede en las mesas de negociación y en las rutas, el panorama no está claro y vivimos el día a día. No tenemos posibilidad de planificar absolutamente nada debido al momento que nos toca en gracia”, afirman los productores consultados por Infocampo.
En el contexto de crecimiento, una industria que recibió inversiones para su desarrollo, el planeamiento proyectado se trunca, deja de aumentar su volumen de producción y sufre pérdidas. La industria tiene una sensación de incertidumbre por la coyuntura actual, el panorama no es claro por la constante del “justo a tiempo” que se maneja en el sector, y ante cualquier inconveniente que se genere de aquí en adelante puede afectar la coordinación del proceso de producción.
Günther Herlein