Las expectativas que se habían reanimado tras un otoño que inició con un cambio significativo en el patrón hídrico, a la par de la retirada de La Niña, parecen desinflarse conforme pasan los días y las lluvias vuelven a escasear.
Que quede claro en un inicio: un otoño con pocas precipitaciones está dentro del rango de lo normal, y el problema es el fuerte déficit que dejó la última campaña, con la sequía más grave de la historia, según la calificó el Gobierno nacional.
A raíz de esta situación, la siembra triguera próxima a comenzar no arranca con buenas proyecciones: de acuerdo con el informe semanal para la zona núcleo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la intención de siembra en esa zona del país podría caer entre un 15% a un 60%, conforme qué suceda con el panorama climático.
La Bolsa de Cereales de Córdoba, por su parte, mejoró su primera estimación de 904.500 hectáreas a 937.900, pero de todos modos esta última cifra es 9% inferior a la del ciclo pasado, está 11% por debajo del promedio 2007/2022 y sería la más baja en una década.
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LAS LLUVIAS SE FUERON
Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, el 80% de los suelos de la región núcleo están entre sequía y escasez hídrica: requieren al menos 80 a 120 milímetros.
El pronóstico semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires refleja pocas posibilidades de que se revierta este escenario, al menos en los próximos días.
“Debido al escaso aporte de humedad atmosférica, las lluvias se mantendrán escasas a nulas en la mayor parte del área agrícola, a excepción de su extremo norte, que recibirá registros moderados muy irregulares, con posibles nevadas sobre la Cordillera y zonas aledañas”, indicó la entidad porteña.
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Por su parte, el consultor en temas agroclimáticos de la Bolsa rosarina, Alfredo Elorriaga, precisó que “a 10 días de finalizar abril, las lluvias en la mayor parte de la región pampeana han alcanzado solo el 10 al 30% de los acumulados promedio históricos mensuales”.
En la GEA simularon qué pasaría si avanzara de repente un frente tormentoso y las lluvias cumpliesen a rajatabla con las estadísticas históricas, hasta fines de mayo. El resultado muestra que solo en los mejores casos, la capacidad de campo (para una pradera permanente y para el primer metro) llegaría al 60%.
¿VOLVERÁN?
El problema es que no solo a corto plazo no se prevén lluvias, sino que tampoco a mediano plazo las expectativas son favorables, pese a que La Niña ya se retiró y el clima está en una fase de transición en estado “neutro” hasta la llegada de El Niño, que se prevé para el segundo semestre.
Según Elorriaga, “las masas de aire frío y seco se impusieron con mayor frecuencia desde principios de mes. Esto va en contra de generar condiciones de humedad para proveer el agua que necesita la región”.
Bajo este panorama, “el escenario podría ser más complejo si las lluvias de abril y eventualmente las de mayo se consolidan por debajo de la media, como ha sucedido en 12 de los últimos treinta años”, advirtió.
Por las lluvias, se redujo a casi 35 millones de hectáreas el área afectada por la sequía
Elorriaga coincidió también en que, “por el momento, los pronósticos no muestran en el corto plazo sistemas precipitantes que puedan recomponer los valores estadísticos de los primeros 20 días de abril”.
“Sin condicionantes negativos de gran escala y dependiendo de los mecanismos regionales, siempre es posible la presencia de algún evento disruptivo que compense las estadísticas antes de fin de mes. El cambio de tendencia está en marcha, pero las soluciones pluviales están llegando más lento de lo esperado”, graficó.
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MENOS TRIGO
Inevitablemente, esto impacta en una menor superficie triguera, pese a que la intención de la mayoría de los productores sería sembrar más, si las lluvias acompañaran, para recuperarse del descalce financiero que les provocó la sequía 2022/23.
“Hoy no están dadas las condiciones para sembrar, faltan muchos milímetros para tener condiciones de siembra. Pero las intenciones son de aumentar la superficie triguera. Esto es estrictamente por necesidad financiera; el que pueda elegir, optará por sembrar”, sintetizó la GEA.
En el caso de Córdoba, los datos son los siguientes:
