Las imágenes, largamente viralizadas en las últimas horas con protestas de productores agropecuarios europeos a bordo de tractores en las principales ciudades del Viejo Continente, escribieron un nuevo capítulo de la tensión que genera la firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur.
Cerca de un centenar de agricultores y ganaderos, convocados por Unión de Uniones, se han manifestaron este viernes frente a la sede de la Comisión Europea (CE) en Madrid contra los recortes en la Política Agraria Común (PAC) y el acuerdo con Mercosur, informaron desde la Agencia EFE. “Han amenazado con tractoradas el próximo 11 de febrero”, explicaron.
Al menos en España, las imágenes se vieron en Extremadura, Cataluña, Castilla-La Mancha y Asturias. Pero también acontecieron en Bruselas y otras ciudades europeas. En la capital belga se vio una calle tapizada literalmente con papas que arrojaron los productores en señal de reclamo.
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Por caso, desde la Unión de Uniones, su titular Luis Cortés pidió “la retirada completa de la propuesta de Bruselas”, ya que según informó EFE, en el sector local entienden que el Acuerdo “supondría unos 10.000 millones de euros menos para la PAC en España”.
“¡Von der Leyen (NdR: Úrsula Von der Leyen, titular de la Comisión Europea), basta ya! Más de 10.000 agricultores te lo dijimos ayer en Bruselas: no se puede seguir abriendo la puerta a productos de terceros países -Mercosur, Marruecos- mientras se ahoga al agricultor europeo. Cada vez más exigencias, y menos dinero, más controles, más papeles y más burocracia, pero cada vez menos agricultores en el campo”, reclamaron desde ASAJA, la entidad más fuerte del agro español.
“La agricultura no puede seguir utilizándose como moneda de cambio para favorecer a otros sectores. Así no se gobierna Europa. Von der Leyen, STOP (sic). ¡Vete ya! El campo exige respeto, justicia y futuro”, plantearon vía Intagram.
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ACUERDO: ¿QUÉ DICEN LOS GOBIERNOS?
De parte de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se supo que le manifestó al presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva que su país está dispuesto a firmar el acuerdo. Sin embargo, la condición es que “se den las respuestas necesarias a los agricultores”, y pidió tiempo para resolver ese frente interno. Es allí donde el camino de los acuerdos comienza a desdibujarse.
Incluso, de parte de Francia, el presidente Emmanuel Macron volvió a mostrarse en contra de llegar a un acuerdo sin que se aprueben las salvaguardas que pide el agro francés.
En Sudamérica, Lula alzó la voz y marcó un límite a las negociaciones: “Ya avisé que, si no es ahora, Brasil no hará más acuerdos (con la UE) mientras yo sea presidente”.
EN ARGENTINA
En tanto que desde la Bolsa de Cereales porteña y la Fundación INAI, habitual espacio en el que se monitorea la actividad agroindustrial internacional, difundieron un duro comunicado hacia la Unión Europea debido a las dilaciones.
“Una vez más, la ponderación equivocada de las disposiciones en materia de “agricultura” previstas en el Acuerdo está demorando la firma de un documento que es mucho más que un simple entendimiento sobre liberalización comercial”, iniciaron sobre el Acuerdo de Asociación cerrado políticamente en diciembre de 2024.
Y ahondaron: “La postergación vuelve a evidenciar que los obstáculos ya no son técnicos ni comerciales, sino políticos y domésticos en la UE”.
Compartimos este documento de análisis en el marco de la reciente postergación a enero de la firma del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y el Mercosur.
El texto ofrece una mirada técnica con foco en el sector agroindustrial, orientada a… pic.twitter.com/uoMStJRFqQ
— Bolsa de Cereales (@Bolsadecereales) December 19, 2025
La Bolsa y la Fundación INAI calificaron como “casi artesanal” la búsqueda de un balance “razonable” que permita conciliar los intereses de la UE y el Mercosur en materia agroindustrial.
“Es por ello que llama la atención el accionar de los detractores del Acuerdo en Europa, el cual se parece más a un prejuicio o malentendido (probablemente basado en la desinformación) que a una decisión razonada, sustentada en criterios objetivos o principios científicos”, estipularon, y aseguraron: “de ninguna manera el Acuerdo ni los países del Mercosur representan un riesgo para la agroindustria europea”.
Por ejemplo, señalaron que “si Brasil se ha consolidado como el principal exportador neto mundial de productos agroindustriales y la Argentina como el tercero, es gracias a la calidad, higiene y sanidad de su producción”.
¿Nuevas tensiones?: Mercosur advirtió a la Unión Europea por posibles cambios en el Acuerdo
LO QUE EXCLUYE EL ACUERDO
Además reflejaron que “hay productos excluidos del Acuerdo y exceptuados de la desgravación arancelaria que están incluidos en largas “canastas” de liberalización (que llegan a 15 años) e inclusive hay productos donde la apertura se reduce a una rebaja parcial del arancel o a un volumen limitado de toneladas (las famosas cuotas arancelarias)”.
“Si bien las mismas pueden representar volúmenes interesantes para el Mercosur, en ningún caso superan el 2% del consumo en la UE, lo que deja a las claras que no hay forma que el Acuerdo genere un daño comercial a la agroindustria europea, que además sigue fuertemente subsidiada según estudios de la OCDE”, expusieron.

Otros tiempos: hace un año, Lula y Macron se reunieron en Francia.
Por eso calificaron que “especular con la posibilidad de ir un paso más allá a través de una salvaguardia agrícola después de 25 años de cuidadoso balance de concesiones, implica ir contra las reglas comerciales multilaterales (OMC) así como contra la letra del Acuerdo cerrado en diciembre de 2024”.
“Entendemos que la UE está perdiendo una gran oportunidad para su agroindustria con la demora en la firma del Acuerdo ya que le permitirá asegurarse estabilidad de flujos en el abastecimiento de productos agrícolas que necesita la industria alimentaria europea, clave en el actual contexto de fragmentación global, y le dará acceso preferencial a un bloque cerrado como el Mercosur”, cerraron.
En otro punto, también, destacaron el peso y el uso exclusivo que la UE podría hacer de las 355 indicaciones geográficas en Sudamérica.

