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¿Truco o trato?: el campo también está en los caramelos de Halloween

A lo largo de la historia, los caramelos fueron usados como medicamentos, fuente de energía para viajeros y finalmente como golosinas. Cuál es el aporte que hace el campo a su elaboración, en el marco de una nueva celebración de Halloween.

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Por Infocampo

Como cada 31 de diciembre, este martes por la noche numerosos niños saldrán a las calles a golpear las puertas de las viviendas bajo la consigna “¿Truco o trato?”, con el fin de conseguir caramelos, en el marco de la celebración de Halloween.

En ese contexto, “Agrocultura: el campo en tu vida”, la iniciativa desarrollada por más de 30 instituciones relacionadas con el agro y que busca acercar el campo a la gran ciudad, difundió un nuevo artículo en el que precisamente hace referencia a la historia de los caramelos y cómo la producción agrícola es fundamental para su elaboración.

A continuación, se copia el artículo mencionado de manera textual:

4 mil años de una dulce historia

En Medio Oriente, los médicos inventaron los primeros antiácidos de la historia dos mil años A.C.. Era una especie de pastilla hecha con extracto de menta y carbonato, endulzada con miel para tratar problemas digestivos.

Luego, los mercaderes descubrieron que mezclando pulpa de frutas con cereales y miel, obtenían energía rápidamente para sus largos recorridos con un producto fácil de transportar.

Pero fue en la India donde recibió el nombre con el cual hoy lo conocemos. Allí descubrieron cómo producir azúcar a partir de la caña, especie a la que llamaron “canna melis” (caña de miel) y de donde derivó el nombre actual de “caramelo”.

La irrupción del azúcar en la elaboración de alimentos dio origen al desarrollo de nuevas y mejores técnicas en repostería, pero era costosa y por lo tanto los caramelos eran un producto de lujo, solo accesibles para unos pocos.

Su producción industrial no empezó sino hasta la segunda mitad del siglo XIX, donde el azúcar se abarató por el descubrimiento de otra especie para producirla: la remolacha azucarera.

Fueron los ingleses los primeros en producir caramelos duros en grandes cantidades, con la adición de colorantes y aromas que los hacían más atractivos para el consumidor, y los vendedores ambulantes comenzaron a vender los famosos “lolly-pop” o chupetines.

Del campo al kiosko

Actualmente existen muchos tipos de caramelo, aunque todos tienen tres ingredientes básicos: azúcar, agua y jarabe de glucosa. Otros ingredientes que podemos encontrar en los caramelos son leche, gelatina, chocolate y aceites vegetales, además de los saborizantes y colorantes.

En cuanto a sabores, cada país tiene sus preferidos, pero a nivel mundial triunfan los de cereza y tutti frutti.

El azúcar viaja en camiones desde los ingenios azucareros del NOA hasta la planta productora de golosinas. El jarabe de maíz, que es un líquido viscoso, viaja desde las plantas procesadoras, ubicadas principalmente en Córdoba, en camiones cisterna. Una vez en la planta, se introducen junto con el agua en una pre-cocina para luego comenzar el proceso de cocción.

Tras la cocción, el producto pasa a una batidora donde se le agregan el color y sabor. Después pasa por un rodillo y una prensa para darle la forma y ponerle el palito si son chupetines. Finalmente, la mezcla se enfría y endurece para así pasar a la sección de envoltura y empaquetado.

Así están listos para la cadena de distribución a kioscos, supermercados y otros locales de venta al público.

Hay caramelos para todos los gustos, algunos son de textura suave y masticable y otros duros y quebradizos. Esa textura depende principalmente del número, tamaño y tipo de los cristales de azúcar.

El jarabe de glucosa contribuye a potenciar los sabores y les otorga el brillo característico. También hay caramelos sin azúcar y se elaboran con endulzantes provenientes del almidón de maíz.

Para tener un poco de dulzura en un día complicado, o decirle a tu vecino ¿truco o trato? en Noche de Brujas, los caramelos han recorrido un largo camino de transformación que comienza con una semilla en el campo y termina en el kiosco.

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