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Un gobierno que no pide permiso

"El Estado no negocia", dicen.

"El Estado no negocia", dicen.
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Por Infocampo

El nuevo negociador de los acuerdos de precios, Guillermo Moreno, disparó ante los ruralistas una frase que marca el paradigma con el que el Gobierno maneja su relación con los actores privados de la economía argentina: “El Estado no negocia”.

Qué está queriendo decir Moreno. Particularmente, la dirigencia rural ha venido instalando en su discurso, históricamente, que las medidas del Gobierno deben ser tomadas por consenso con los actores privados. Así, su estrategia fue participar en la conducción de los organismos públicos, como el Senasa, en el Consejo de Administración, el Instituto Nacional de Semillas, en el directorio, etcétera.

Pero ese no es el modelo que precisamente parece gustarle a la conducción de Kirchner.

El fundamento ideológico se puede buscar en una charla que los trabajadores de la Sagpya nucleados en ATE organizaron a fines de 2004 en la sede de Paseo Colón. La idea era homenajear al ex secretario de Agricultura del tercer gobierno peronista, en los ’70, Horacio Giberti.

El ex funcionario se dedicó a refutar la posición de los sectores privados del agro, en la que se sostiene que el titular de la cartera agropecuaria es casi el representante de la actividad privada ante el gobierno de turno.

Palabra más, palabra menos, Giberti dijo lo siguiente: “Un gobierno democrático, elegido por el voto popular, no pide permiso para gobernar”. El fundamento es que los gobiernos están ungidos por la ciudadanía para llevar adelante un proyecto político y que por ello no debe atarse a lo que le indiquen los actores privados, si sus intereses son contrarios a ese proyecto.

Es lo que venía diciendo el secretario Miguel Campos cuando se definía a sí mismo como el hombre del Gobierno para el agro y no el hombre del agro para el Gobierno.

En este aspecto, la iniciativa presidencial, particularmente en el tema carnes, rompió con el modelo de lo esperable por esa cadena de valor.

Ahora que suena con más insistencia la salida de Campos acelerada con su procesamiento), puede que alguien se ilusione con un cambio de estrategia.

Dos cuestiones al respecto: la regla K es “espacio que se vacía, espacio que se ocupa con propia tropa”. Advenedizos, abstenerse.

Segundo, ya hay antecedentes como el intento de desarmar el Consejo de Administración del Senasa o la lentitud en la conformación del directorio del Inase que habla de que el estilo K se lleva de bruces con la injerencia de los privados en la toma de decisiones.

Javier Preciado Patiño

jpreciado@infocampo.com.ar

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