De la L(avagna) a la L(orenzino), cada uno de los titulares de Economía dejaron su estela durante su paso por el Gobierno. Ninguno fue idéntico a su predecesor. Sus acciones y omisiones no sólo marcaron el perfil que adoptó la cartera en cada etapa en la administración kirchnerista. Al ser un pilar central en los asuntos de Estado, los realineamientos y desplazamientos en el área permiten desentrañar la dirección y tensiones de la política económica, según publica Infobae.
Con su llegada al gobierno en 2003, Néstor Kirchner respaldó la continuidad de Roberto Lavagna, quien ocupaba el cargo desde la presidencia de Eduardo Duhalde. Tal vez el funcionario más importante desde el colapso de la convertibilidad y del régimen político en 2001, el economista sentó las bases del nuevo modelo: devaluación, la negociación con el FMI y la reestructuración de la deuda externa, y subsidios a las concesionarias de servicios públicos. La depreciación del peso argentino con respecto al dólar posibilitó entonces el derrumbe de los salarios reales, eje sobre el cual se reactivó la acumulación y el ciclo económico, con crecimiento, empleo precario y superávit en el sector externo.
Lavagna se transformó en una suerte de piloto de tormenta. El “hombre de Duhalde” creció en su figura política. Al igual que sus predecesores del menemismo y aliancismo, adquirió una autonomía que redundó en un “doble comando” con Néstor Kirchner. Los planes del ministro en poner coto a una inflación del 12,5%, su disputa con Julio de Vido (Planificación) por la “cartelización” de la obra pública, y las diferencias con Carlos Tomada (Trabajo) por la reforma de la ley de ART y los aumentos salariales, y el estilo “dialoguista” con los grupos económicos, abrieron brechas insalvables. La victoria de Kirchner en las elecciones legislativas de 2005 forzaron la renuncia del ministro.
Felisa Miceli, escándalo y renuncia
Con la designación de Felisa Miceli el 28 de noviembre de 2005, Hacienda perdió exposición pública y se convirtió sin pausa en una mera prolongación de la dirección política del Ejecutivo. Se trató de la primera mujer en la historia argentina en ocupar el cargo. Alumna de Lavagna en la Universidad de Buenos Aires y empleada de su consultora Ecolatina en los 90, ya en 2003 había sido nombrada al frente del Banco Nación. Tuvo también su paso en los ochenta por el directorio del Banco Provincia.
En su gestión no se modificaron los grandes lineamientos de su predecesor. La economía continuó con una suba del PBI de 8,5% anual, el desempleo se aproximó a un dígito, y el superávit fiscal rompió el techo de los u$s21 mil millones. En tanto, aceptó sin oposición la designación de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio Interior, quien desde entonces se encargó de ponerle un límite a la inflación a partir de diferentes acuerdos de precios, como el de la carne. Miceli también negoció pagar en cuotas hasta 2012 las deuda con España, e inició el diálogo con los acreedores europeos del Club de París.
Sin embargo, la salida de la funcionaria se precipitó en 2007 tras verse envuelta en un escándalo de corrupción, a raíz de una investigación del periodista Jorge Lanata. Una bolsa de dinero con $100.000 y u$s31.670 fue encontrada en el baño de su despacho. Debido a su defensa inconsistente, fue sentenciada a cuatro años de prisión e inhabilitada por ocho años para ejercer cargos públicos tras ser considerada culpable de “encubrimiento agravado” de una operación financiera ilícita y por “sustracción de documento público”, ya que desapareció el acta policial donde había quedado constancia del capital encontrado.
Seis meses con Peirano
El reemplazo de Felisa Miceli duró poco en la jefatura de la cartera económica, pese al visto bueno con el que contaba entre los industriales. Cumplió tareas entre el 17 de julio y el 10 de diciembre de 2007. El entonces ministro de Economía y Producción, Miguel Peirano, no pudo convencer a los Kirchner del cambio de rumbo macroeconómico. En diálogo con InfobaeTV, planteó los motivos de porqué dio un paso al costado.
“Un día tuvimos una charla en donde planteé mis diferencias conceptuales con respecto a temas centrales, como la inflación, el Indec y los problemas energéticos. Creía que había márgenes para aplicar una política heterodoxa y enfrentar el tema”, recordó. Vale señalar que ese mismo año Guillermo Moreno intervino los números en el organismo estadístico, que se expresó con la renovación del contrato de trece técnicos. Ello provocó el malestar de Peirano. Un antecedente de las diferencias internas que se producirían en el futuro en el equipo económico.
Lousteau, derrota política y Fernández
La elección de Cristina Kirchner como presidente trajo a Martín Lousteau. Aprovechando los altos precios internacionales de la soja, en 2008 el joven economista propuso un nuevo régimen impositivo de retenciones móviles.
La medida no tuvo éxito tras la resistencia, lockout y movilización con piquetes en rutas de las cuatro entidades más representativas del sector agropecuario. La grave crisis política que se generó, sumada a la deteriorada relación que tenía con Moreno y Kirchner, redundó en que la Presidente le solicitara su renuncia cuando aún no había llegado a su fin la disputa con “el campo”.
Con el fracaso de Lousteau, se designó a Carlos Fernández al frente del gabinete económico. Poco se recuerda de su paso por el Gobierno. De perfil técnico, el contador mantuvo una ínfima exposición pública. El economista, quien venía como director de la AFIP, sólo estuvo un año en el cargo.
Boudou y el éxito de Anses
Con la designación de Amado Boudou, el Ministerio de Economía volvería a recuperar un alto perfil. A diferencia de sus predecesores, el funcionario bien podría haber integrado el equipo de los noventa. Miembro de la neoliberal Unión de Centro Democrático (UceDé) durante el menemismo, se formó como economista en la Universidad de Mar del Plata, y del CEMA, junto a Roque Fernández y Carlos Rodríguez. Llegó al Gobierno de la mano de Sergio Massa, cuando este oficiaba como jefe de Gabinete. Su proyecto de ley y plan de estatización de las AFJP le daría un éxito rutilante que lo catapultaría, primero, a la titularidad de Hacienda, y luego a integrar la fórmula presidencial junto a Cristina Kirchner, en 2011.
Pese a su relevancia en los lineamientos del Gobierno, la gestión Boudou ya había perdido inicialmente algunas prerrogativas. La Presidente cortó al inicio de su mandato algunos tentáculos de la dependencia, al crear dos nuevos ministerios -cuyas áreas estaban bajo Economía -, los de Industria y Turismo (2008), y el de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (2009).
Lorenzino, el último
El último ministro de Economía llegó de la mano de Amado Boudou por sus conocimientos sobre la deuda externa. En ello se destacó durante su jefatura, al encargarse de la renegociación y la tercera reestructuración de las obligaciones con los holdouts. Al momento, las negociaciones con los capitales foráneos sufrieron varios reveses en los tribunales de Estados Unidos y no tuvieron un desenlace exitoso.
Quizás el trago más amargo que padeció Lorenzino fue una entrevista con una periodista de la televisión griega. El funcionario, incómodo con el diálogo cuando las preguntas se dirigían a responder sobre las causas de la inflación, quiso retirarse de la grabación. En las redes sociales, su figura fue ridiculizada a través del hashtag #MeQuieroIr. Desde entonces, Lorenzino quedó golpeado y nunca pudo pisar firme, eclipsado también por el creciente liderazgo de Axel Kicillof al frente de la secretaría de Política Económica.
