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La industria molinera nacional desmiente acusaciones de Chile

La FAIM niega las acusaciones de funcionarios trasandinos sobre la aplicación de subsidios indirectos a la exportación de harina, trigo y carnes blancas

La FAIM niega las acusaciones de funcionarios trasandinos sobre la aplicación de subsidios indirectos a la exportación de harina, trigo y carnes blancas
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Por Infocampo

Aún a pesar de las diferencias y las contramarchas propias de un mercado que comporta las asimetrías, el sector agroindustrial se ha puesto como firme propósito aunar esfuerzos para facilitar los intercambios regionales.

No obstante, surgen de tanto en tanto, algunos conflictos puntuales. En este sentido, la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), en un comunicado, dejó al descubierto la intención de sectores molineros chilenos de “crear una ficticia situación conflictiva entre los gobiernos de ambos países”.

En las últimas semanas se publicó en medios de Chile y de la Argentina, información sobre que una supuesta “nueva tormenta amenaza las relaciones comerciales” entre ambos países. En ellas se comenta que mezclas de harina estarían ingresando al país trasandino con un subsidio indirecto lo que “afectaría a los productores de trigo y a los molineros y podría sacar de producción 50% de las 430.000 hectáreas de trigo” sembradas actualmente en ese país.

Uno de los voceros de esta versión es el senador Sergio Romero, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de Chile, quien llegó a decir que “la Dirección Económica de la Cancillería se comprometió a realizar una presentación muy completa ante la Argentina por los subsidios que aplica a la harina, el trigo y las carnes blancas”.

Los argumentos esgrimidos por la FAIM se basan en el análisis de los volúmenes de harina exportados al país trasandino. Entienden que existe una “clara intención de desviar el foco de atención”

“Las exportaciones argentinas de harinas y premezclas de harina a Chile en los últimos cinco años fueron en promedio de sólo 14.400 toneladas anuales, que representan 1,2% del consumo total de ese país”, dicen. Y se preguntan: “¿De qué manera entonces se puede afectar 50% de la producción de trigo de Chile?”.

“Aproximadamente 80% de las exportaciones argentinas se envían a las Zonas Francas de Punta Arenas e Iquique, debido a las barreras que históricamente Chile impuso a la harina argentina para la zona central. Eliminando de las exportaciones argentinas la cantidad enviada a Zonas Francas quedan aproximadamente tan sólo 2.900 toneladas de harina anuales, que son las que compiten con la producción chilena. O sea que la participación de productos argentinos en el mercado de la zonas central es ínfima, tan sólo 0.2 %”, argumentan.

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