Dentro de un contexto internacional convulsionado por la crisis financiera desatada en Estados Unidos, Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina, dialogó con El Federal y opinó sobre cómo afecta la actual situación al productor agropecuario local.
-¿Cómo afecta la actual crisis financiera internacional a la Argentina?
-La quiebra de Lehman Brothers se suma a las ya anunciadas en los últimos tiempos. Este problema ha forzado al gobierno de Estados Unidos y a otros gobiernos en otras partes del mundo a realizar grandes rescates. Lo que genera es una mayor incertidumbre y falta de previsibilidad en los mercados. Hay una alta volatilidad que hace que los distintos fondos de inversión o los mismos inversores busquen volver a las fuentes más confiables, como los bonos a 30 años de Estados Unidos o el oro. La idea es que el inversor buscará tranquilidad. En esta etapa de alta volatilidad, los commodities alimentarios y energéticos se verán afectados. Cabe destacar que básicamente de ellos depende la Argentina para el sostenimiento de su economía y el mejoramiento de los ingresos de la población y del empleo. Los inversores serán cautos para tratar de salir con el menor daño posible.
-¿Cómo ve entonces al futuro de los commodities alimentarios para los próximos años?
-Cuando uno analiza los commodities alimentarios no puede dejar de lado a los energéticos, porque el mundo está demandando combustibles renovables. Lo que se nota es que debido al crecimiento mundial y a la mejora del poder adquisitivo de muchas regiones del mundo, incluyendo a Latinoamérica, se va a generar una fuerte demanda sobre los alimentos. Esto da muchos fundamentos para creer que el precio de los commodities en los próximos años va a crecer en forma sostenida. De todas maneras, esto no quita que en el corto plazo, esta crisis produzca una alta volatilidad en los commodities por la entrada y salida de los fondos de inversión que hoy en día es muy rápida. En definitiva, en el corto plazo se podrían ver fuertes caídas y recuperaciones en el mediano plazo en la medida en que se vayan acomodando los mercados y haya mayor certidumbre a nivel mundial. Otro tema crucial será ver cómo impacta en la inflación de todos los países.
-¿Qué impacto tendría una apreciación del dólar frente al euro?
-El comercio mundial se realiza normalmente en dólares y entonces una revalorización del mismo frente al euro impactaría tanto en el precio de los commodities como de los insumos agropecuarios que tenderían a bajar o, por lo menos, a no subir en forma desmesurada como en los últimos tiempos.
-¿El productor tendrá más dificultad para acceder al crédito?
-A pesar del esfuerzo que está realizando el Gobierno Nacional para cancelar la deuda con el Club de París, que en principio debería brindar una mayor confianza en la Argentina, no se está visualizando a través de los inversores o del riesgo país una mejora en este sentido. Creo que se ha encarado mal la renegociación. Con relación al tema crediticio, se sigue dando la paradoja de que a pesar de existir tasas de interés negativas (tasas menores a la inflación), el productor agropecuario decide no tomar créditos por un ambiente interno de muy baja credibilidad y alta incertidumbre por las normativas diarias del Gobierno, que restringen las exportaciones o que complican las inversiones del sector agropecuario. El productor se sigue financiando con sus propios recursos y creo que lo seguirá haciendo en ésta y en la próxima cosecha. El productor no confía en el Gobierno y entonces no hay innovación tecnológica, que requiere de muchos fondos y plazos largos de financiación.
-Ayudaría conseguir como Brasil el grado de inversión…
-Por supuesto que ese objetivo debería ser buscado por todos los gobiernos y debería ser política de Estado. Lamentablemente, los gobiernos no han sabido canalizar la confianza suficiente en que la Argentina pueda ir cancelando sus deudas. Además no han generado un superávit fiscal importante, que es lo que se necesita para poder pagar. Hoy el ambiente es poco amigable para invertir: basta con ver las actitudes del Gobierno hacia algunas empresas que están trabajando para desarrollarse y afianzarse y finalmente terminan vendiéndose o demorando inversiones hasta que aclare el panorama político y económico del país.
-La crisis internacional, ¿podría al mismo tiempo generar una gran oportunidad para el país?
-Lamentablemente la gran oportunidad la estamos perdiendo. Argentina podría tener hoy una participación mucho mayor en el comercio mundial. La intervención gubernamental en mercados como el trigo y el maíz, carne y leche, entre otros, ha imposibilitado este crecimiento. Es más, estamos notando caídas en la producción de carne y trigo. Como ejemplo, la Argentina podría convertirse en importador de carne dentro de cuatro años.
-¿Hacia adónde apunta hoy el productor?
-El productor pone en riesgo su capital personal porque es muy tradicional y amante de su tierra. También es exigente con la productividad. Desde este punto de vista, con sus recursos apunta hoy a las actividades que le dan mayor seguridad y tienen menores riesgos, lo que lleva a una alta ‘sojización’ en la Argentina y a una caída en la inversión de maíz y trigo, que son los productos más intervenidos por el Gobierno y donde se genera mayor incertidumbre. Además desde el punto de vista de riesgo climático y de mercado son más difíciles que la soja. El productor busca rentabilidad con menor inversión por hectárea: con la inversión en una hectárea de maíz, se puede hacer dos de soja. Obviamente se opta por la soja que tiene avances tecnológicos y un know how que generalmente le da muy buenos resultados.
(Entrevista publicada en la edición de hoy de El Federal)
