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“Ser una más de la cadena láctea y aportar alimentos a las familias del país sería lo máximo para mí”

Lidia Sánchez es una de las tamberas que más se destacan en el círculo twittero del agro argentino. Tras finalizar el secundario en 2019, arrancó este año con una tecnicatura para adquirir más conocimientos en lechería. Y confiesa su sueño más grande: tener su propio tambo.

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Por Infocampo

“Dicen que los sueños se cumplen y yo lo puedo decir en primera persona: se cumplen”. Así de convencida se muestra Lidia Sánchez, más conocida en el mundo virtual como Sánchez Lidia, una de las estrellas del círculo tuitero del agro argentino.

El sueño de Lidia tiene muchas aristas. Allí, en Esperanza, Santa Fe, donde trabaja en un tambo, en los últimos años atravesó cambios fuertes. En 2019, terminó el secundario después de una cursada de tres años en los que reinó el esfuerzo para llevar adelante en paralelo los estudios y la labor con las vacas, su pasión más grande, como ella lo dice. De esa experiencia no solo se llevó conocimiento -fue mejor promedio-, sino también el reconocimiento de sus pares con la medalla a la mejor compañera. En el medio hubo acercamientos a la política y demás, pero el presente la ubica más cerca de donde quiere estar.

“Este año empecé la Tecnicatura en Producción Primaria de Leche. Quiero especializarme más, poder aportar más conocimiento desde mi humilde lugar. Porque a veces no alcanza con lo que se aprende día a día y hay que acudir a los libros, a la gente que sabe. A veces siento que estoy un poco estancada, entonces creo que con la formación voy a poder crecer”, le contó a Infocampo.

La nueva etapa de Lidia tiene que ver con su sueño mayor: tener su propio tambo, donde aplicar sus conocimientos académicos y de la vida, de la experiencia de tantos años. “Poder tener mis vacas propias el día de mañana, ser una más de la cadena láctea, aportar alimentos a las familias del país sería lo máximo para mí”, asegura.

Uno cuando está bajo patrón se maneja con reglas que va cumpliendo firmemente. Quizás en alguna reunión se puede aportar una idea, una opinión, pero es el patrón quien decide si se ejecuta o no. Lo que yo quiero es estar de ese mismo lado, ponerme la mochila en la espalda y decir ‘ahora soy yo la que manda’, por expresarlo de alguna manera. Empezar a pensar que ahora sí puedo implementar mis ideas, todo lo que me transmitieron personas que se cruzaron a lo largo de la vida en esta cadena láctea. A veces el tambero está en un lado, y al tiempo está en otro. Uno va adquiriendo sabiduría de cada lugar adonde va”, reflexionó.

Lidia contó su idea en las redes sociales y obtuvo todo tipo de respuestas. La mayoría le mostró su apoyo, pero también le remarcaron que el contexto no es el mejor para lanzar un emprendimiento propio. “Los comentarios que tuve ese día que subí el tuit decían que el Gobierno no apoya, que la economía está muy difícil… Y es verdad, ese día a día se palpa, se ve. Pero también está otra parte que dice si lo querés, mandate, hacelo, y eso es lo que siento yo. Si se me presenta la oportunidad de hacerlo, lo voy a hacer”, afirma.

Nueva Zelanda, otro lugar para aprender

El otro sueño de Lidia es tener una experiencia en Nueva Zelanda, uno de los países líderes en la producción de leche a nivel global.

“Quizás, el que no sabe mucho del tema pregunta para qué irse allá, si acá nosotros también tenemos tambos. Pero a mí me llama mucho la atención la lechería del lugar, las vacas. Muchos argentinos se fueron a Nueva Zelanda, yo leo las notas que les hacen y cuentan que la están pasando bien. Yo quisiera también vivirlo y poder estar un tiempo allá y trabajar. Si uno está con las vacas, ahí adquiere el conocimiento, en el campo y con el animal”, asegura.

Mientras tanto, en Esperanza, las cosas no están fáciles. Ahora, en la zona están rogando que llueva. Los precios del balanceado subieron mucho, y si bien se alcanzó a hacer reservas, decidieron trillar maíz para reducir costos. “Hay que ajustarse el cinturón y ajustárselo a las vacas también”, dice Lidia Sánchez.

Sin embargo, sigue creyendo en sus sueños, y confiando en quienes la rodean. “Tengo mucha gente detrás que me da una mano enorme, incondicional. Eso me demuestra que todavía hay solidaridad entre nosotros, amor entre nosotros, respeto por el sueño del otro. Me dijeron ‘aprovechá, que no te vas a arrepentir’. Y eso estoy tratando de hacer. Espero que se me dé“.