En países como Perú, el ají de gallina es un plato típico, pero en la Argentina estos animales, luego de cumplir su ciclo como ponedoras de huevos, no tienen lugar en los platos de los comensales locales. Sin embargo, las empresas le buscaron un nuevo destino: vender las gallinas hervidas y trozadas, principalmente a Europa. Si bien no es considerado un negocio importante (comparado con la industria del huevo), según datos del Senasa, en 2005 se expotaron 4.015 toneladas de carne de pollo procesada a Rusia, Arabia Saudita, Congo, Perú, la Polinesia Francesa, Hong Kong, Uruguay, Paraguay, Curaçao, Alemania y Holanda. El total de ventas aportó un ingreso de divisas al país por u$s 9,25 millones y la tonelada de gallina hervida, según datos de la Cámara Argentina de Productores Avícolas, se cotizó entre u$s 2.000 y 2.500. Los países demandantes como Alemania y Holanda, que concentraron más del 50% del volumen de compras del año pasado, compran la materia prima, bajo normas sanitarias y de trazabilidad muy rigurosas, para procesar en sus industrias para la elaboración de patés, caldos, salsas, ensaladas y otras comidas preparadas. Actualmente, tres empresas argentinas coparon este nicho: Granja Tres Arroyos, Frigo Tres SA y Efasa, que fue el establecimiento propulsor del mercado hace unos quince años. El negocio empieza cuando termina la vida útil de los animales, período en el cual producen 40 docenas de huevos. Hoy, en el país, hay 26 millones de gallinas ponedoras y 5 millones en crianza. El valor de cada una al romper postura es de $ 9 (18 meses de edad). Las estadísticas del Senasa indican que en 2006 se llevan vendidas 777 toneladas de carne procesada, de las cuales 559 corresponden a gallina hervida, 172 a aves enteras y 46 a pechuga. De mantenerse el ritmo de ventas, las gallinas que antes se desechaban podrían volverse muy disputadas.
