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Alejandro Gómez: "Hoy el límite es la propia creatividad"

Entrevista al presidente de Kruguer. Originalmente agropecuaria, la compañía se integró veticalmente y hoy llega hasta la elaboración de alimentos congelados.

Entrevista al presidente de Kruguer. Originalmente agropecuaria, la compañía se integró veticalmente y hoy llega hasta la elaboración de alimentos congelados.
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Por Infocampo

Cultora del bajo perfil, Kruguer es una empresa nacional mediana en franca expansión. Su actividad cubre desde la producción a campo hasta la elaboración de hortalizas congeladas.

Su estrategia fue la integración de negocios. Así poseen una planta de producción de semilla de maíz, realizan cultivos en contraestación para terceros, tienen granjas avícolas de ponedoras y una planta de molienda de soja en el partido de Pergamino.

El presidente de la compañía, Alejandro Gómez, un contador de 51 años, pasó por Infocampo para dar su visión del agronegocio desde la óptica de empresa nacional, mediana e integrada.

-¿Cómo estás viendo el entorno para los agronegocios?

– Hay que comenzar por el contexto global, donde hay una gran ventaja competitiva en la producción de alimentos por parte de la Argentina, con un mundo que los demanda. Son ventajas naturales que tenemos y que hay que aprovecharlas, generando lo que pide el mundo, pero tratando de que ese alimento no se entregue en bruto, sino que se industrialice lo más posible, es decir que lleve energía nacional, mano de obra argentina, etcétera. En esto, la integración vertical tiene un rol fundamental.

-¿Qué diferencia ves entre este momento y tiempos pasados?

-Hoy tenés una demanda internacional que da precios firmes y sostenidos. Por otra parte hay una creciente necesidad de productos de alta calidad, tanto en aceite como en congelados, dos segmentos que nosotros manejamos. En otros años el mercado era más masificado, con menos sofisticación; mandaba el aceite en bruto y los precios estaban más deprimidos. Hoy tenemos condiciones más favorables para agregarle valor a los alimentos y pienso que se van a sostener en el tiempo.

-¿Cómo vive una agroindustria argentina el tema financiamiento?

-Así como los recursos son nuestra ventaja comparativa, la desventaja competitiva es que para una pyme argentina el acceso al financiamiento es mucho más difícil que en países como Chile o Brasil, o para una empresa grande. Entonces los procesos de inversión se hacen más dificultosos.

-¿Dónde se focaliza el problema? ¿En las tasas, los volúmenes, las exigencias?

-El principal problema es que no hay una financiación de largo plazo: cinco años como mínimo. El crédito es uno o dos años, y eso ya de por sí es una restricción. Sólo la figura del leasing ayuda a comprar equipamiento. Por otra parte, las tasas a las que podemos acceder son superiores a las de otras partes del mundo.

-¿Qué papel juega para una agroindustria como Kruguer, la logística?

-No vemos mayores problemas, al menos en el sector que estamos nosotros, como congelados y aceites.

-¿Y la mano de obra?

-Es un tema complejo pero fundamental en toda industria. Nosotros tenemos varios gremios: Alimentación, Aceiteros, Uatre, Camioneros, etcétera. Creemos que debe existir un diálogo constante en donde prime el sentido común.  Evidentemente pasar de productor primario a industrial es un cambio muy grande que todos debemos transitar, pero no es traumático.

-¿Cómo se ve el tema de las retenciones desde una empresa que combina producción primaria con industrialización?

-Obviamente, las retenciones quitan competitividad, porque reducen la ganancia. Pero en el proceso industrial las retenciones no afectan tanto. Los vegetales congelados no tienen, y en el caso del maíz que transformamos en huevo, las retenciones no nos afectan porque lo vendemos al mercado interno, sea para consumo fresco como para la ovoindustria. En la medida que industrializás se reduce el efecto de las retenciones.
-¿Cuál es el proyecto que tienen en manos ahora?
-Estamos terminando de construir en Pilar (Bs.As.) la planta de refinación, que va a tener una capacidad de 120 toneladas/día, y que esperamos tener lista para fines de setiembre. Incluye el proceso de ‘pulido’ del aceite, lo cual nos permite hacer aceite comestible de soja y de girasol.

-¿Qué tan fuerte es el tema financiamiento de las inversiones?

-Es central. Para seguir creciendo, si tenés la mano de obra, la infraestructura, resulta que te falta el apoyo para seguir creciendo. Hoy, la planta se está haciendo con mix de reinversión de ganancias, leasing y un poco de ayuda de los bancos.

-¿Cómo marcha el negocio de los congelados?

-Arrancamos hace tres años y la verdad es que es una industria apasionante y en franco crecimiento. El límite es la creatividad propia. Podríamos llegar hasta elaborar platos listos para comer, que es una tendencia que se viene cada vez más fuerte. Ese va a ser nuestro próximo paso. El mundo está reclamando por alimentos buenos.

-¿Qué te ‘divierte’ más, los cultivos tradicionales o esto último?

-Y, las cosas nuevas siempre son más atractivas, pero no perdemos el foco. Arrancamos como agricultores y nos gusta. Pero estamos descubriendo un mundo muy lindo en los alimentos de calidad.

(Nota publicada en la última edición del Semanario Infocampo)

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