En diferentes medios de comunicación han comenzado a aparecer críticas contra los biocombustibles. El argumento general de tales planteos es que el bioetanol, al elaborarse a partir de maíz, contribuirá a incrementar el problema del hambre en el mundo.
Sin embargo, Claudio Molina, gerente de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, sostiene que detrás de esas afirmaciones se esconden intereses relacionados con la industria petrolera.
âMientras que algunos de los países integrantes de la OPEP promueven un petróleo caro, quieren también alimentos baratos, de manera de acentuar la transferencias de ingresos a favor de ellos, porque son mayormente son importadores netos de granosâ, indicó Molina.
âLamentablemente, mucha gente de bien está tomando esos argumentos y contribuye a hacerle el caldo gordo a los intereses ocultos que operan en contra de los biocombustiblesâ, añadió.
Molina apuntó que la incidencia de los commodities agrícolas en el costo final de alimentos elaborados es baja en términos relativos, mientras que las variaciones en el precio internacional del petróleo crudo generan un impacto inmediato en todas las variables macroeconómicas; esto porque el petróleo tiene una repercusión directa en la generación de energía y en el transporte de personas y de bienes, además de afectar a innumerables industrias que emplean insumos provenientes de la petroquímica.
âDía a día se recalentará el debate sobre los biocombustiblesâ, alertó Molina.
En marzo pasado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante una conferencia ofrecida en Buenos Aires, había afirmado que el gobierno de EE.UU. pretende sustituir la producción de alimentos para animales y seres humanos âpor la producción de alimentos para vehículosâ.
Unos días después, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le respondió âdurante su última visita a EE.UU.â que âBrasil, con 383 millones de hectáreas agrícolas puede conciliar la producción de alimentos con la elaboración de biocombustibles y la defensa de la biodiversidadâ.