En un estudio realizado por los ingenieros Rubén Roskopf y Andrés Méndez, del proyecto Precop (Inta Manfredi) en localidades del departamento Iriondo (Santa Fe), se midieron las pérdidas en la cosecha de trigo sobre un total de 12 máquinas.
En una primera instancia, se evaluaron las pérdidas de precosecha y luego en las cosechadoras. En esta zona de Santa Fe, el informe señala que la cosecha se realizó en 14 días, y en los lotes evaluados el rendimiento promedio fue de 3.492 kilos/ha.
El precosecha, las pérdidas fueron de 26,3 kilos/ ha, mientras que el total en cosechadoras fue de 61,5 kilos/ha. De esta cifra, 34,8 correspondieron a cola, y 26,7 a la plataforma. Estos 87,8 kilos/ha se ubican por encima de la tolerancia de 80 kg/ha, por causas climáticas que afectaron tres lotes del ensayo en precosecha, que luego experimentaron pérdidas elevadas en plataforma al momento de la cosecha.
El informe detalla que sin contar estos tres casos extremos, las pérdidas totales se ubicarían en 70,9 kg/ha, discriminados en 9,4 kilos/ha en precosecha, y 61,5 kilos/ha en cosechadora.
En casos de pérdidas elevadas en plataforma, se originaron por altas velocidades en el molinete, que provocó voladuras de espigas. Para evitar esta voladura, los técnicos recomendaron el uso de una pantalla protectora de alambre, como prolongación de la pared posterior de la plataforma. De este modo, se evita que las espigas caigan hacia atrás en el cabezal, sin impedir la visión del operario de la cosechadora. El segundo aspecto estudiado fue el exceso de agresividad en la trilla, a causa de alta RPM en el cilindro. En las cosechadoras analizadas, el promedio se ubicó en 1.075 RPM, que en algunos casos alcanzaron los 1.300 RPM.
Para evitar pérdidas, el informe aborda dos aspectos. En primer lugar, realizar una correcta distribución del material no grano que ingresa a la cosechadora, teniendo en cuenta que en un cultivo de trigo con rindes de 3.500 kg/ha, a la máquina ingresan 3.100 kilos de rastrojo. El segundo punto es el uso de neumáticos altos y anchos con la menor presión de inflado posible, para no dejar huellas y compactaciones en el rastrojo.
