Un informe de Granar señaló que “el balance es deficitario”. “No hay manejo posible de realizar para conservar la humedad superficial ante condiciones ambientales tan adversas. La persistencia de las altas temperaturas y los bajos niveles de humedad en la atmósfera han generado un flujo que quita las reservas de las capas superficiales, generando un fuerte déficit en el balance hídrico en este primer nivel de suelo. Esto genera un escenario prácticamente inviable para las siembras, exceptuando quizá zonas del sudeste de Buenos Aires donde recientemente se ha cosechado cebada y se han observado algunas lluvias. El balance hídrico superficial se traduce en una sequía de gran vastedad”, explicó.
En tanto, el informe sostuvo que la situación “era razonable de prever hace diez días, cuando las últimas lluvias en la zona núcleo no tenían continuidad en los pronósticos secos que ya se validaron. A este cuadro se le sumaron temperaturas inusualmente altas, lo cual ajustó la reserva superficial de manera drástica”.
“Es posible que haya sectores mejores posicionados que otros dentro de la franja central. Es decir, las siembras deberían se pararon o deberían detenerse bajo las actuales circunstancias”, detalló Granar.
Asimismo, indicó que se debe tener en cuenta que esto “no representa la condición de los cultivos ya implantados sino el estado superficial de una pastura o campo natural. Es decir esas coberturas actualmente están en sequía en superficie. Sin embargo una soja sembrada en noviembre con abundante agua tiene otro panorama ya que esta disponiendo de la humedad profunda y en el promedio la capa superficial seca queda todavía disimulada”.
“En resumen, el retroceso de las precipitaciones y la ola de calor están condicionando el final de las siembras tardías en la zona núcleo, tanto de maíz como de soja de segunda. El sudeste de Buenos Aires parece mejor posicionado para dar continuidad a las labores de siembra, zona que tiene chances de recibir precipitaciones el martes próximo, incluso antes pueden verse algunos chaparrones dispersos”, agregó.
Finalmente, la consultora concluyó que “la zona núcleo debe esperar para mejorar la condición de superficie hasta la transición hacia el mes de enero. Las perspectivas no son favorables al menos hasta entonces. Por lo pronto la soja dispone de agua en profundidad, para el maíz el panorama se exigirá más rápido. Lo que suceda a finales de diciembre o principios de enero, ya puede ir marcando evolución en los cultivares, para bien o para mal”.
