Para Miguel Santiago Campos fue un bálsamo. El secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación pensó que, por un instante, la manada de elefantes que lo habían regado de mala suerte en el último tiempo se había tomado un descanso. Una operación pre-Palermo que se prolongó más de lo debido (y que generó más de una suspicacia); la buena recepción que lograra el subsecretario De Urquiza en la tribuna política del campo; la renuncia de su vocero y un posterior accidente en la nieve aumentaron la natural tendencia a tener “el áspero para afuera” del funcionario. Pero el jueves, en la Casa de Gobierno, las fotos con el presidente Néstor Kirchner y el ministro de Economía Roberto Lavagna, le retemplaron el ánimo. Ayudó también la sensación de un volver a las fuentes. Más cerca de la tecnología. Más lejos de los índices de precios al consumidor. En el acto, se presentaron los lineamientos de la Ley de Biotecnología Agropecuaria, que incluye una serie de medidas para la promoción de las empresas que ya están operando y con beneficios impositivos y subsidios para incentivar la creación de nuevas empresas. Este esquema es por 10 años y se administrará desde Economía en conjunción con una Comisión Multisectorial que funcionará como órgano asesor. Un reconocimiento, aunque un poco tardío, al rol que le cupo a esta herramienta en el formidable salto cualitativo que dio el negocio agroalimentario en la Argentina. Además del protagonismo, Campos retoma uno de los ejes que anunció al principio de su gestión: el apoyo firme al desarrollo biotecnológico. Y delante de algunos empresarios con los cuales, por el tema regalías, hace un tiempo, tiene intensos cortocircuitos. Entre ellos, Monsanto. Gobernar no es fácil en la Argentina. Pero hacer negocios tampoco. Alfonso Alba, CEO de esa compañía y presente en la ceremonia, no dejaba de pensar en los avatares propios. Desde la semana pasada, una fuerte reingeniería interna en busca de una mayor eficiencia dejaba en el camino a Carlos Becco y Eduardo López Mondo, dos históricas espadas de la multinacional norteamericana.
Ese mismo día, pero a más de 300 km de la Rosada, la Bolsa de Comercio de Rosario festejó sus primeros 121 años de vida. Su titular, Federico Boglione, reiteró que “los impuestos distorsivos siguen teniendo una incidencia muy alta en nuestro esquema tributario”. Los empresarios presentes, mirando al subsecretario De Urquiza, mascullaban su desilusión con la rebaja del IVA a los fertilizantes, ya que sus proveedores les informan que la medida todavía no se hizo realidad. Los tiempos de la burocracia no son los de los negocios. “En poco tiempo más se reglamentará la ley”, señalaron desde la SAGPyA.
Maizar esta semana juega doble para defender al cultivo. En Buenos Aires realiza un seminario, y en Rosario, uno de sus hombres (Enrique Martín) disertará en las jornadas de actualización técnica que realizará Syngenta. Porque en estas épocas de variabilidad (climática, claro) no hay que sumar incertidumbres.
Daniel Díaz | ddiaz@infocampo.com.ar
