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Cien quintales de maíz y de yapa, 20 de soja

La innovación la presentó la gente del semillero La Tijereta. La están probando en 31 localidades de todo el país. La idea apunta a darle una rentabilidad adicional al cereal con el plus de la oleaginosa, para poder consevar el balance de carbono en el suelo.

La innovación la presentó la gente del semillero La Tijereta. La están probando en 31 localidades de todo el país. La idea apunta a darle una rentabilidad adicional al cereal con el plus de la oleaginosa, para poder consevar el balance de carbono en el suelo.
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Por Infocampo

¿Asistimos a los primeros pasos en la Argentina de una tecnología que en el futuro será tan popular como el doble cultivo trigo/soja? En los últimos años son varios los técnicos, instituciones y empresas que están detrás de alguna práctica agronómica que permita incorporar el cultivo del maíz a la rotación -con la idea de mantener el balance de carbono en el suelo- pero que al mismo tiempo genere rentabilidad al productor, condición sine qua non para que una tecnología así sea adoptada.

Hace tres años, por ejemplo, la gente de Don Mario (en ese momento Fernando Boglietti) lanzó el doble cultivo estival, con un maíz de ciclo muy corto sembrado temprano, con la idea de cosechar en enero y ahí hacer una soja, también de ciclo corto, que sería algo más tardía que una de segunda (después del trigo).

Ahora, la empresa semillera La Tijereta viene con otra propuesta: hacer un maíz de potencial y ciclo normal para la zona, a 70 cm entre surcos, y después de florecido, sembrar la soja en el entresurco.

La idea es que la oleaginosa cumple sus primeras etapas de crecimiento dentro del canopeo que forma el maíz y cuando el cereal se trilla, para mediados o fines de febrero, la soja queda liberada y lista para convertir toda la energía solar que recibe en masa vegetal, y luego en grano. La cosecha se haría entre mediados de abril y fines de mayo, según el ciclo utilizado.

Claro que esto no sería posible sin un desarrollo tecnológico en el área de la maquinaria: se trata de una sembradora capaz de entrar en un maíz que mide 2 a 2,5 metros de altura e implantar la soja. La idea fue del contratista y productor Alberto Choulet, que en esta campaña 2005/06 participó de 31 ensayos en igual cantidad de localidades, junto con la gente de La Tijereta.

La otra innovación, menos compleja que la primera, tiene que ver con la trilladora. En un maíz común, el equipo va pisando el entresurco. Pero si en el cultivo asociado maíz/soja hiciera eso, pisaría por completo dos surcos de la oleaginosa. Entonces lo que hicieron fue sacarle un surco al cabezal -en el equipo que se utilizó en la demostración era de seis y le dejaron cinco, pero también se le podría haber agregado uno- y desplazarlo 35 cm, de manera que las ruedas coincidan con la línea de maíz en el avance.

El martes 21, en un establecimiento de Carmen de Areco (Buenos Aires), hicieron la demostración. Primero trillaron un híbrido LT630, de 123 días a madurez relativa (DMR), debajo del cual asomaba la soja TJs2156. El grano se cosechó con 19% de humedad. El rinde que se estaban estimando era de 100 quintales.

“Lo que buscamos es la combinación justa de cada híbrido con cada soja, para cada localidad”, comentaron los técnicos de la empresa. Por eso pareció dar un mejor resultado, cuando se trilló, un híbrido más corto, el LT550 (115 DMR). Se veía que tenía menos masa foliar y que la soja abajo estaba más desarrollada que bajo el LT630. Además, el grano estaba más seco.

La cuenta que hacen en La Tijereta es que a un maíz bien hecho, con la tecnología y manejo adecuados, que en la zona puede dar 100 quintales, le agregan una soja que puede ubicarse entre 1.800 ó 2.000 kg/ha. Asumiendo el último valor y un precio de 160 u$s/t, hay una facturación extra de 320 u$s/ha. Descontando gastos de cosecha y comercialización, pueden quedar unos 240 u$s/ha, dinero como para pagar el “costo” de hacer maíz.

La idea es que un maíz de 10.000 kg/ha de rinde aporta otro tanto de residuos, que van a formar materia orgánica al suelo. La rotación maíz, soja de primera, trigo/soja de segunda, requiere unas 15 toneladas de carbono para equilibrar las cuentas y si, como sucede, el maíz se saca de la rotación, se genera un déficit que a la larga va empobreciendo el suelo. Con este cultivo asociado, lo que se hace es darle sostén económico a un cultivo que de lo contrario se viene abandonando por falta de rentabilidad.

Javier Preciado Patiño

jpreciado@infocampo.com.ar

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