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Claves para la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas

Son indispensables para obtener productos frutihortícolas aptos para el consumo desde la siembra, pasando por la cosecha, el almacenamiento y el transporte hasta los centros de distribución.

Son indispensables para obtener productos frutihortícolas aptos para el consumo desde la siembra, pasando por la cosecha, el almacenamiento y el transporte hasta los centros de distribución.

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Con el objetivo de contribuir a la obtención de productos frutihortícolas inocuos y aptos para el consumo de la población, protegiendo la salud de los agricultores y el ambiente, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brinda una serie de recomendaciones sobre Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).

Las BPA consisten en aquellas acciones tendientes a reducir los riesgos de contaminación físicos, químicos y biológicos en la producción primaria desde la siembra a la cosecha, abarcando también el acondicionamiento del campo (división de las áreas agrícola y ganadera), postcosecha, transporte y almacenamiento de los alimentos.

Como primera medida, el productor debe realizar una adecuada selección del sitio donde desarrollará la producción; para ello, es preciso conocer qué uso se le dio al predio con anterioridad y evitarlo si posee antecedentes de haber sufrido contaminaciones. También es importante conocer las actividades que se realizan en zonas cercanas y estar al tanto sobre la presencia de industrias, criaderos de animales, basurales u otras actividades que produzcan desechos contaminantes que pudieran afectar la producción.

Antes de sembrar es importante conocer las características y necesidades del cultivo y determinar si el terreno es apto para el mismo. De igual modo, es necesario elaborar un programa de barbechos y rotaciones de cultivos que disminuyan las pérdidas nutricionales del terreno.

La presencia de animales en el predio productivo puede causar la contaminación del terreno, del agua y de la producción, por ello es necesario evitar su acceso a la zona del cultivo sobre todo en épocas próximas a la cosecha.

El agua que se utiliza para el riego y el lavado de los equipos e instrumentos debe ser segura y libre de todo tipo de contaminación. En el mejor de los casos conviene utilizar agua potable pero si se almacena en depósitos o tanques, estos tienen que ser diseñados y construidos para evitar contaminaciones, además de limpiarse al menos dos veces por año. El buen uso del agua favorecerá la obtención de una producción inocua y de calidad y evitará la transmisión de enfermedades a la población.

Al momento de adquirir semillas, el material debe estar certificado por el Instituto Nacional de Semillas (Inase) y proceder de viveros o semilleros autorizados. Además, se debe tener certeza de que las mismas se encuentren libres de plagas, enfermedades y virus.

El Programa de BPA dependiente de la Unidad de Gestión Ambiental del Senasa lleva adelante actividades de sensibilización, capacitación y seguimiento de buenas prácticas en la producción agropecuaria.

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