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Cómo crear un vergel en el desierto

El grupo Navilli le inyectó capital a sus campos: ahora tiene 4.800 ha regadas con pivotes en San Luis, donde produce desde soja a maní, pasando por algodón y caña de azúcar.

El grupo Navilli le inyectó capital a sus campos: ahora tiene 4.800 ha regadas con pivotes en San Luis, donde produce desde soja a maní, pasando por algodón y caña de azúcar.
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Por Infocampo

Es una verdad que se apoya en la experiencia. Cuando un empresario industrial decide incursionar en el riesgoso -pero a la postre, rentablenegocio de la agricultura, lo hace con una fuerte convicción inversora. Y a la hora de sembrar, echa mano a los mejores recursos tecnológicos disponibles para garantizar rindes, por así decirlo, industriales.

Es el caso del holding creado por el cordobés Aldo Navilli. La compañía con sede en Laboulaye cuenta con siete molinos harineros y opera en logística de exportación por medio de Terminal Las Palmas, en el puerto de Zárate. El grupo es propietario de la corredora y acopiadora Compañía Argentina de Granos (CAG) y posee un conjunto de empresas de renombre, entre ellas Molinos Cañuelas, productora de los populares bizcochitos ‘9 de Oro’, y de la textil Vitamina, conocida marca de ropa ‘cool’.

Pero la diversificación en los negocios llevó a la firma a producir 60.000 hectáreas agrícolas en Córdoba, San Luis, Buenos Aires y Salta, con fuerte inversión tecnológica. El caso más emblemático es el de la puntana Estancia San Miguel, modelo nacional en agricultura de precisión.

El cordobés riocuartense Federico Lisa es gerente de Producción agropecuaria en San Luis, de Puramel SA, que es dueña de la finca y parte integrante del grupo Navilli. San Miguel fue adquirida por el grupo en 2003 y está ubicada cerca de Quines, sobre la Ruta Nacional 79, 150 kilómetros al norte de la capital puntana. Tiene 3.600 hectáreas con un planteo mixto de agricultura y ganadería, en una zona donde el grupo maneja más de 5.500 hectáreas productivas.

Antes de adquirir los campos de Quines, la empresa realizó estudios exhaustivos de clima, suelos, régimen de lluvias, cultivos aptos para la zona, tecnología de riego, etcétera. Dejó pocas variables libradas al azar. Concluyó que el área permite prácticamente cualquier tipo de producción. Por eso, por el lado de la agricultura, el grupo produce soja, maíz, maní, papa, algodón, poroto negro, maíz y sorgo para semillas, alfalfa, lentejas, cebollas y espinaca, y un largo etcétera.

La estrategia productiva abarca un plan de rotación a largo plazo de entre ocho a diez años para rotulación de los lotes. Cuando los lotes salen de desmonte se hace papa o maní, que son cultivos que dejan desnudo el suelo, para luego pasar a un planteo de siembra directa en el largo plazo.

Se hace rotación de trigo/soja de segunda o trigo/maíz de segunda, ‘pero lo que en realidad se va viendo es la cantidad de rastrojo, que es el abc de la producción, y más bajo riego, porque acá la evapotranspiración es muy alta y el suelo desnudo no produce’, comenta Lisa.

El suelo, por ser nuevo, como la mayoría de los de desmonte, tiene altos contenidos de fósforo. Y también un gran porcentaje de arena, por lo que el agua no queda retenida por mucho tiempo y la tecnología de riego se hace obligatoria, ya que en secano, debido a que el suelo no tiene la capacidad de retener el agua de lluvia, la producción se volvería sencillamente imposible.

Gracias a una millonaria inversión de casi 170 millones de pesos, el agua se transformó en la gran estrella que manda en la producción. En los campos de Navilli se utilizan dos tipos de riego: el tradicional, por surco o por manto, que utiliza el agua del dique La Huertita; y la otra modalidad es el riego por pivot, que usa perforaciones de la cuenca del Norte. Hoy el establecimiento tiene 48 equipos de riego, que abarcan 4.800 hectáreas en redondo bajo pivot, pero se están haciendo las ampliaciones para instalar otros seis. El agua del dique se aprovecha para el riego radial por pivot, que se almacena en una represa y a su vez se bombea a los equipos.

La idea es utilizar el canon de riego que paga el establecimiento en forma eficiente: cerca del 80 por ciento de aprovechamiento con aspersión, contra apenas el 50 por ciento que deja por surco.

Para aumentar la productividad es fundamental el uso de una nueva tecnología israelí que sirve para medir la humedad en el suelo, mediante un sistema de sondas electromagnéticas que transmiten por ondas de radio a las computadoras de la administración el nivel de agua útil en el suelo, lo que permite activar los equipos de riego de acuerdo con las necesidades que arrojan estos sistemas de medición. La importantísima inversión tecnológica ya llevó entre 8 y 10 mil dólares por hectárea.

El método por pivot es mucho más eficaz para el racionamiento o dosificación del agua, en una zona que tiene un promedio de lluvias de 549 milímetros por año, que no sería poco si el suelo tuviese la capacidad de retener.

La abundancia del elemento agua y la aplicación de manejos de precisión permiten obtener un rinde en soja de primera de 50 quintales por hectárea como máximo; en maíz de primera, San Miguel obtuvo en la última campaña 14.600 kilos, o sea, 141 quintales de promedio por hectárea; en maíz de segunda, la producción promedio orilló las 10 toneladas (100 quintales); en algodón, un máximo de 60 quintales por hectárea (una marca superior a la que se registra en muchas zonas de producción algodonera tradicional, en la región chaqueña), con promedios cercanos a los 4 mil kilos por hectárea.

En la producción, la empresa ya empezó los correspondientes estudios de suelos, mapeo de rendimientos, siembra variable, etcétera. Toda esa información permite un manejo específico de sitios con definición de áreas de alto, medio o bajo potencial, que termina en determinadas recomendaciones de fertilización, recomendación y densidad de siembra para cada zona específica.

‘La tecnología de la agricultura de precisión, sumada a la tecnología del riego y a la diversificación de cultivos, puede ser una herramienta que cambie el mundo en el futuro cercano’, afirma Lisa, orgulloso por el emprendimiento.

Especial por Gustavo Hierro

(Artículo publicado en la edición de esta semana de Infocampo Semanario)

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