El convenio, llamado Agrofuturo y con una duración de 5 años, prevé la inyección de u$s 60 M para la ampliación de la redes de investigación y el mejoramiento de la infraestructura de laboratorios existentes.
El BID proporcionará u$s 33 M, mientras que los 27 M restantes serán erogados por el gobierno brasileño.
Del total de los recursos, el 55 % será destinado al desarrollo de recursos naturales y genéticos, biotecnología, y programas bioseguridad.
También estarán incluidos otros proyectos de propiedad intelectual; calidad de alimentos y preservación; el empleo sostenible de diversidad biológica; y agricultura orgánica.
Sin embargo, desde el organismo ya adelantaron que se requerirán recursos extras para atender el desarrollo de otras áreas de alto impacto en el complejo agroalimentario de ese país.
En concreto, Silvio Crestana, presidente de Embrapa, anticipó que la investigación brasileña agrícola requerirá fondos adicionales para trazabilidad, certificación, y biocarburantes.
El momento para el fomento agrícola resultaría ser más que indicado, si se tiene en cuenta que el Producto Bruto Interno del sector agropecuario registrará en 2006 una contracción del 1,94% frente a 2005.
Por primera vez en la última década, el sector agropecuario del vecino país cerrará con crecimiento negativo, según la última previsión divulgada hace unos días por la Confederación Nacional de la Agricultura y la Pecuaria (CNA).
Será la primera vez desde 1997, cuando tuvo una contracción del 0,83%, que este sector, responsable de cerca de la tercera parte de la economía brasileña, tendrá resultados negativos.
El sector agropecuario creció el 0,8 por ciento en 2005; el 5,29 por ciento en 2004; el 4,50 por ciento en 2003, y el 5,54 por ciento en 2002.
