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El INTA transfiere tecnología ganadera a Senegal

En la búsqueda de aumentar la producción de alimentos de origen animal para consumo de su población, el país africano ha valorado la colaboración de Argentina por la gran experiencia en ganadería con que cuenta.

inta senegal
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Por Gabriel
Sevilla

Ingeniero Agrónomo M. Sc. en Producción Animal. Especialista en Producción y Utilización de Pasturas INTA

El INTA participa en proyectos de desarrollo agropecuario en muchos países. El instrumento de la cooperación ganadera con Senegal es el Fondo Argentino de Cooperación Horizontal (FO-AR), un instrumento de política exterior que ha permitido que Argentina comparta conocimientos y experiencias nacionales hacia diferentes países en desarrollo. La base fundamental de esta herramienta es la formación de capacidades a través de la capacitación y la transferencia del “saber-hacer”.

La República de Senegal está ubicada al sur del Sahara, siendo el país africano más cercano al continente americano. El clima es tropical (temperatura media en enero: 23,3 ºC y en julio: 28,3 ºC.) con una estación lluviosa (julio-setiembre) y una seca (octubre-junio) con medias anuales de 200 mm al N a 1200 mm al S y muy variables entre años.

Senegal fue el principal puerto de esclavos africanos durante más de tres siglos hasta 1848, obteniendo su independencia de Francia en 1960. Su sistema político es presidencialista, con una elevada población joven en la pirámide de edades y donde alrededor del 95% de los habitantes practica el culto musulmán.

La distancia en línea recta entre Argentina (CABA) y Senegal (Dakar) es de 7.000 kilómetros. Su superficie cabe 14 veces en la de nuestro país, sin embargo su densidad poblacional es elevada (alrededor de 18 millones de habitantes). En 2018, tuvo una tasa de crecimiento del PBI de 6,9%, ocupando el octavo lugar mundial. Alrededor del 30% de la población se dedica a la actividad agropecuaria. Si bien existen grandes inversiones de China, Rusia y UE en obras públicas de gran envergadura, uno de sus principales problemas es la inequidad en la distribución de la riqueza. Una de las metas del programa actual de gobierno, Plan Senegal Emergente, es alcanzar la soberanía alimentaria.

En la búsqueda de aumentar la producción de alimentos de origen animal para consumo de su población, el país africano ha valorado la colaboración de Argentina por la gran experiencia en ganadería con que cuenta. Es interesante transcribir una frase de la exministra de Ganadería y Producciones Animales, Aminata Mbengue, que muestra el valor que se da a la proteína animal de la leche y la carne en la alimentación humana: “Si los animales están bien los humanos también lo estarán”, dijo.

Dado que nuestro país no cuenta con embajada en Senegal, poner en marcha este proyecto constituyó un esfuerzo diplomático extra por parte de la Cancillería argentina para evitar que alguna inconsistencia legal pusiera en peligro la misión. Esa misma complicación fue enriquecedora para la misión, ya que permitió establecer un estrecho contacto en lo técnico, pero además en lo humano con la contraparte senegalesa.

Senegal cuenta con tres sistemas ganaderos principales: uno silvopastoril, con ganadería extensiva transhumante en el norte del país; uno agro-pastoril semi intensivo, en el centro y sur del país, y otro intensivo cerca de las zonas urbanas y a lo largo de los cursos de agua.

La intervención que se realiza en Senegal desde 2017 busca contribuir en el largo plazo a aumentar la producción de carne y leche y agregar valor a los productos pecuarios de Senegal, en un marco de equidad ambiental. En esta etapa se trabaja sobre aspectos de manejo básicos de los sistemas de producción, específicamente en la mejora de la capacidad de profesionales y productores en el ámbito de investigación y transferencia de tecnologías en manejo de pasturas y nutrición animal. El éxito obviamente depende de que se den una serie de supuestos, en especial ambientales, sociales y políticos.

Para la Argentina, el contacto con una realidad rural tan distinta permite contar con una visión novedosa de producción y la posibilidad de abrir un mercado para la exportación de insumos, productos, inversiones y conocimientos.

Si bien los sistemas más intensivos son susceptibles de mejora, los extensivos son los más postergados ya que carecen de registros físico-económicos apropiados para diagnosticar las carencias principales que padecen. El desafío más grande es pasar de una producción actual basada en el pastor buscando agua/forraje para sus animales a otra con potreros y aguadas que permitan asignar la cantidad de agua y forraje natural/implantado deseados, como así también controlar las enfermedades.

En síntesis, este pasaje de un sistema milenario de transhumancia a otro sedentario implica una decisión más política que tecnológica. En tal sentido, se han visitado sistemas de carne y leche de capitales brasileños y sudafricanos que aplican esta forma de producción.

Las actividades, con resultados alentadores en función de los objetivos planteados oportunamente, han sufrido una interrupción en 2019 por la restricción presupuestaria que sufrieron los organismos de ciencia y técnica de Argentina. Actualmente las acciones están postergadas por la pandemia de coronavirus que afecta la movilidad de personas en todo el mundo.