Esta semana se realizó una reunión en el marco de la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados (presidida por Miguel Bonasso) en la que representantes de un grupo de organizaciones (como “Salvemos al Iberá” o Greenpeace) solicitaron impedir la ejecución del Proyecto Ayuí Grande en la provincia de Corrientes.
La cuestión es que al encuentro no fueron invitados directivos de las empresas arroceras que operan en territorio correntino ni algunas de las ONGs que denunciaron el plan para “cercar” el Iberá implementado por el empresario norteamericano Douglas Tomkins.
Tampoco fue citado el investigador encargado del estudio de impacto ambiental del Proyecto Ayuí Grande: Jorge Adámoli (quien se desempeña como profesor asociado del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y fue uno de los autores del Programa de Ordenamiento Territorial de la Provincia de Formosa)
Por tal motivo, Infocampo.com.ar consultó al respecto a Adámoli, quien prefirió remitir a esta redacción un artículo cuyo título es “La verdad sobre los temas ambientales del Proyecto Ayuí Grande” y que se reproduce de manera íntegra a continuación:
“El Proyecto Ayuí Grande tiene como finalidad la producción de alimentos, principalmente arroz, así como otros granos y carne. Las empresas que participan tienen una larga trayectoria en la región y son líderes en lo referente al uso de las mejores tecnologías. Es importante destacar que el Proyecto generará 450 empleos directos y 1200 indirectos”.
“Se presentó un Estudio de Impacto Ambiental que fue revisado, corregido y ampliado atendiendo a los requerimientos de las autoridades correntinas competentes (ICAA). En este estudio, se identificaron numerosos impactos positivos y negativos. Como parte de las medidas de compensación de los efectos negativos, se elaboró un Plan de Gestión Ambiental con numerosas actividades que, por su profundidad y por los recursos asignados, no tiene parangón en ningún proyecto agropecuario del país”.
“Este Plan de Gestión Ambiental (PGA) cuenta con un presupuesto del orden de 800.000 dólares para los tres primeros años, y de 150.000 dólares a partir del año 4. Varias de las actividades previstas por el PGA contarán con convenios con entidades municipales, provinciales o nacionales. El PGA ya tiene un Responsable Ambiental y contará con Auditoría Externa”.
“En el Proyecto se mapearon e identificaron 11 comunidades vegetales con sus listas de especies, y se reconocieron 164 especies de aves. Se implantarán medidas de protección para las Especies declaradas Monumentos Naturales Provinciales. No existía información sobre peces. En los relevamientos de peces del Proyecto se identificaron 49 especies. Se establecieron Áreas de Protección Ambiental (APAs) en 19.136 ha. Las APAs son ambientes naturales, que no serán transformados en cultivos ni en pasturas, y que serán registradas en los órganos provinciales”.
“Se asignan importantes recursos para el componente biótico: $ 120.000 para “Apoyo para la conservación de las especies declaradas Monumentos Naturales”, $ 30.000 para control de la caza furtiva, $ 150.000 para apoyo a áreas de conservación ambiental fuera del área del Proyecto y $ 150.000 para el estudio de la biología de la migraciones de peces”.
“En el medio social entre otros recursos se asignan para Capacitación en Seguridad Laboral $ 60.000, para Capacitación Docentes y Estudiantes Escuela Agrotécnica $ 120.000, para Fortalecimiento del Hospital de Mercedes $ 100.000 y para Vigilancia Epidemiológica y Control de Endemias Rurales $ 100.000”.
“Sin embargo, el Proyecto está siendo cuestionado por una organización seudo-ambientalista, con base en una suma de falsedades, cuya inconsistencia es fácilmente demostrable. Para comenzar, han basado toda su campaña en el supuesto de que la represa que abastecerá de agua al proyecto arrocero provocará el colapso del sistema ecológico del Arroyo Ayuí Grande. Como se dijo antes, el Proyecto generará numerosos impactos, y por ello se elaboraron medidas compensatorias. Esta falsa afirmación sobre el colapso del Ayuí, no se acompaña con NINGÚN estudio, NINGUNA evidencia, ni NINGUNA referencia a casos similares registrados en otros lugares”.
“El mejor ejemplo de la inconsistencia de esta afirmación, es el río Iguazú, que está totalmente regulado por 8 gigantescas represas hidroeléctricas, algunas de 140 y 160 metros de altura. Seguramente existen impactos, pero sin embargo, no existe ningún informe, ninguna evidencia de que hayan colapsado los sistemas ecológicos del río Iguazú. La mejor prueba de ello es que el emblemático Parque Nacional Iguazú es visitado por más de 1.200.000 personas anualmente, y que ha encabezado la votación para elaborar la lista mundial de nuevas maravillas de la naturaleza”.
“Derivado de lo anterior, se afirma sin pudor que se perderán enormes extensiones de bosques ribereños. Según los momentos, hablan de 11.000 ha de bosques que se perderán. Luego, al tener la evidencia surgida de los informes de que el Proyecto afectará sólo a pequeños manchones menores a 1 ha, totalizando 137 ha de bosques ribereños, transformaron este dato en la grotesca afirmación de que “se perderán bosques ribereños a lo largo de 137 km de costas”. La falsedad de estas afirmaciones, se complementa con la necesidad de imaginar características únicas para estos bosques, en los que predomina el Ingá, cuando la bibliografía indica que la especie es de distribución común en todos los ambientes fluviales del Norte Argentino, Brasil, Paraguay y Uruguay”.
“Ante la necesidad de generar impacto en la opinión pública, llegan al sin sentido de afirmar que el Proyecto contaminará al Iberá, situación totalmente imposible, puesto que el Proyecto está en otra cuenca, y a 60 km aguas abajo del Iberá”.
“Han llegado al extremo del absurdo al denunciar que el Proyecto contaminará al río Uruguay. La falsedad de esta afirmación es evidente, pero es necesario analizar algunos datos técnicos”.
1) “En primer lugar, es necesario comparar los caudales: el Ayuí con 40 m3/s tiene el 1 % del caudal del río Uruguay (4.000 m3/s)”.
2) “El Proyecto capta 10 % del agua del Ayuí, lo que representa el 1 por mil del volumen anual del río Uruguay”.
3) “66% del agua utilizada se consume por transpiración (producción), o por evaporación. Esto implica que como máximo se volcaría al río 1/3 del agua captada, lo que representa 0,3 por mil del volumen anual del río Uruguay”.
4) “Estos valores indican que con respecto a los caudales del río Uruguay, la afectación es totalmente imperceptible y con respecto a una posible contaminación, que hay un fortísimo elemento de dilución”.
5) “La presencia de contaminantes en cuencas arroceras viene siendo monitoreada desde hace varios años por el ICAA, encontrando que todos los parámetros están dentro de lo normal. No hay ningún motivo para pensar que el Proyecto vaya a cambiar esta tendencia, sino en sentido contrario, porque las empresas son líderes en tecnología, porque se aplican las Buenas Prácticas Arroceras y por las rígidas medidas previstas en el Plan de Gestión Ambiental”.
6) “Finalmente, una consideración de extrema importancia. Cuando se habla de impacto, se debe comparar la situación del medio receptor en el estado en que está, con lo que pueda aportar el proyecto. Actualmente existen 1.200.000 ha de arroceras de Río Grande do Sul y 240.000 ha de arroceras del Uruguay. O sea, tienen que compararse los aportes de grandes extensiones de arroceras (más de 1.000.000 ha), contra las 18.000 ha del Proyecto. Esto no resiste el menor análisis técnico”.

