La industria aceitera comienza a darse cuenta que el valor de los subproductos es cada vez más elevado. Su demanda está centrada en la necesidad de encontrar fuentes energéticas alternativas para paliar la crisis mundial.
Las primeras señales se pueden palpar a partir del aumento de la producción de biodiésel o combustibles a través de los aceites.
En el caso de la producción de maíces para destilería hay grandes inversiones con el objetivo de mejorar el producto (etanol) y poner mayor énfasis en la calidad del subproducto y su uso nutricional.
En el XI Congreso Latinoamericano de Grasas y Aceites se dejó claro que el rol de la industria ya no era sólo la producción de aceites, sino que también la valorización de los subproductos.
“A medida que se van generando nuevos procesos relacionados con la energía aparecen en el mercado diversos subproductos de importancia y alto valor económico”, explicó Ignacio Ipharraguerre, de Illinois University, EE.UU.
Este especialista en calidad nutricional de subproductos de la industria aceitera considera que la Argentina todavía no ha comenzado a trabajar en el desarrollo de calidades como se viene haciendo en otras partes del mundo. “Es necesario revertir esa idea histórica”, dijo el especialista.
Leonardo Stringaro
Especial para Infocampo
