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En el Inta ya se faenan porcinos más pesados

La productividad de un establecimiento puede crecer con esta propuesta ofreciendo canales de mayor tamaño con cortes para consumo fresco más atractivos.

La productividad de un establecimiento puede crecer con esta propuesta ofreciendo canales de mayor tamaño con cortes para consumo fresco más atractivos.
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Por Infocampo

Los cerdos alcanzan hoy su máxima tasa de deposición muscular o potencial productivo, alrededor de los 100 kg de peso vivo, justo cuando según la costumbre son sacrificados. Sin embargo, aumentar el peso de faena ejercería un notable impacto en la productividad y el retorno económico.

Técnicos del Grupo Porcinos de la EEA Pergamino del Inta llevaron a cabo algunos estudios.

Usando dietas estándar en base a maíz y expeller de soja, se midió en capones y cachorras cómo evoluciona la conversión alimentaria (kg de alimento consumido para ganar un kg de peso vivo), a partir de los 30 kg de peso. Es decir lechones a la salida de la recría, hasta los 130 o 140 kg de peso final. Se destacó que en tanto la conversión alimentaria hasta los 100 kg de peso (convencional) está cerca de un valor de 3, trepa hasta un valor de 3,2 – 3,3 al peso alto de faena, es decir un incremento del 10%.

Dichos parámetros resultaron iguales en ambos sexos y, en contra de la creencia tradicional, no representan un marcado deterioro. Con la atenuante de que las raciones por encima de los 100 kg son más baratas por la reducción en el contenido de proteína.

Las velocidades de crecimiento se mantienen prácticamente en su máximo nivel por arriba del peso convencional, aunque muestran una tendencia declinante, especialmente en capones, pero no en las hembras, que la mantienen.

El efecto más marcado se nota sobre el contenido de magro de las canales, especialmente en los capones, que exhiben una reducción de alrededor del 0,75% por cada 10 kg de aumento en el peso de faena; mientras que en las cachorras dicha acción es mucho menos notable y, tal vez, alcance una caída equivalente a la mitad de esa magnitud. Si se trata de cerdos genéticamente magros la reducción del contenido de magro tiene menos relevancia que en cerdos corrientes, pero sería dramática en los gordos. Otra implicancia que se deriva es la conveniencia de alimentar por separado, al menos en las fases de terminación, los capones de las cachorras.

No fueron afectados por el incremento del peso ni por el sexo los caracteres de calidad de carne medidos: pH, terneza y pérdidas por cocción, vale decir que el aumento del peso final no perjudica las propiedades sensoriales, en particular la terneza, que a priori podría verse afectada.

El fenómeno que más incide en este resultado es la acción de “dilución” del costo del lechón salido de la recría (30 kg de peso) al concentrar éste el costo de las etapas de reproducción y recría, altamente onerosas. Hay que notar que aunque los costos de producción aumentan, el ingreso lo hace más que proporcionalmente al venderse más kilos por cabeza.

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