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Feria verde: un reflejo de trabajo comunitario

Con el apoyo del INTA y la Universidad de Mar del Plata, la feria de Plaza Rocha celebró siete años de producción. Una experiencia innovadora que avanza hacia la autogestión de fondos.

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Por Infocampo

En Mar del Plata –Buenos Aires– un grupo de productores familiares celebraron siete años de comercialización de sus producciones agroecológicas y artesanales con toda la comunidad. Ahora, avanzan en la consolidación de una estrategia articulada de financiamiento autogestionario. Este emprendimiento está acompañado por el Pro-Huerta, el INTA, Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Programa de Autoproducción de Alimentos, de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

En 2006, la Municipalidad de Mar del Plata aprobó mediante una ordenanza el emplazamiento de la Feria Verde Agroecológica en un lugar céntrico de la ciudad. Desde entonces, todos los martes y sábados, en la Plaza Rocha –ubicada en las calles San Martín, entre 14 de Julio y Dorrego– se consolida el uso de los espacios públicos, se fortalece la conexión entre las zonas periféricas y céntricas de la ciudad y se hace visible otro modelo de producción y de abastecimiento local.

Manuel Manzoni, técnico de INTA que trabaja en el marco del Programa Pro-Huerta, explicó que “las herramientas de financiación permitieron consolidar el sistema productivo, al darle mayor previsibilidad al productor para organizar el ciclo productivo. A su vez tiene la ventaja de ser flexible, a la cual se puede recurrir en caso de necesidad”, y agregó que “fortalece al grupo, ya que funciona como un estímulo para integrar la organización, y favorece el intercambio sobre la toma de decisiones para el desarrollo de la producción”.

A fines de 2009, los productores familiares urbanos y periurbanos agroecológicos autogestionaron el primer mecanismo de financiamiento constituido por una donación de $20.000 de la Fundación ArgenINTA y la asistencia técnica de la Unidad Integrada de Apoyo a las Iniciativas Rurales (UNIR).

De acuerdo con el técnico del INTA, la experiencia transitó distintos desafíos. Mientras se consolidaba la estrategia comercial, surgía una nueva limitante asociada al problema de cómo financiar la expansión de su producción para atender una demanda creciente. Así, se formuló el reglamento de crédito de manera participativa y se promovió la capacitación previa a los gestores del fondo, la formación continua de metodología y el intercambio con organizaciones que trabajan alternativas similares de financiamiento, como el caso del Banco Social de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP).

En abril de 2010, se entregaron los primeros créditos. Hoy cuentan con 57 micro créditos otorgados, con un recupero del 100%, que en la actualidad alcanza un monto de $28.000. Este incremento del fondo, se debe a una tasa de recupero que han decidido participativamente los mismos beneficiarios, y a la rotación del mismo fondo. Desde UNIR estiman que hacia fin de año llegarán a los 65 créditos. Estos resultados se atribuyen al compromiso y apropiación de la herramienta por parte de los participantes.

En principio, el Fondo Rotatorio posibilitó, a través del financiamiento, la expansión de los emprendimientos de los productores familiares urbanos y periurbanos agroecológicos, la disminución de costos, la solución de problemas de estructura y el abastecimiento a más consumidores; al mismo tiempo consolidó la confianza y solidaridad de los productores.

En este sentido, Manzoni sostuvo que la incorporación de otros productos de la Agricultura Familiar “provocó, en principio, un reacomodamiento organizativo al interior de la feria, ya que no estaba previsto que hubiese productos que no fueran producidos por sus participantes. Este es un requisito de peso para estar en la feria, teniendo en cuenta que la reventa es un proceso más simple mientras que consolidarse como productor familiar requiere de mayores habilidades, pero permite generar una identidad más fuerte.

Luego de varias reuniones donde evaluamos la propuesta quedó claro que se trataba de algo diferente y que valía la pena”.

A partir de gestiones y trabajo conjunto con el equipo de UNIR y el Instituto para la Pequeña Agricultura Familiar Región (IPAF) Pampeana se pudo acceder al Fondo de Apoyo a la Comercialización de Ferias de la Agricultura Familiar (FACOMAF). El mismo resulta en un mecanismo financiero que fortalece los procesos de comercialización de las ferias y organizaciones de la Agricultura familiar.

Este fondo fue ideado por el IPAF Pampeano y constituido con un aporte de $50.000 pesos de la Fundación ArgenINTA para entregar Aportes no Reembolsables (ANR) de $4.000 a doce ferias distribuidas en todo el país.

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