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Fina: colza y cebada tientan más

Los productores de trigo se encuentran inmersos en un juego de costos que los obliga a revisar su esquema productivo. Ambos se hacen por contrato, tienen menos retenciones y no impactan en el consumo interno.

Los productores de trigo se encuentran inmersos en un juego de costos que los obliga a revisar su esquema productivo. Ambos se hacen por contrato, tienen menos retenciones y no impactan en el consumo interno.
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El doble cultivo trigo-soja de segunda es el objetivo de la planificación, pero dado que los beneficios de trigo son menores ya que el precio del grano se encuentra fijado por el esquema de retenciones móviles y los signos oficiales de desregular el mercado, y que el productor puede acceder a un precio FAS cercano al teórico, todavía no son visibles y por lo tanto es necesario producir más kg/ha para cubrir los costos.

Tampoco podemos olvidar el factor climático que durante el año pasado produjo en el sudoeste de Buenos Aires un retraso evolutivo del cultivo de trigo que afectó los rendimientos reales, y retrasó la siembra gruesa y complicó mucho al sudoeste.

De esta manera aquellos que puedan hacer frente al precio del grano penalizado y a los elevados costos de producción deberán, necesariamente, tener rendimientos cercanos a los 6.000 kg/ha y, sin duda, continuarán en la rotación.

Mientras que los que obtengan rendimientos que no cubran la baja relación grano/insumos y sólo producen trigo tienen una perspectiva de cambios.

Es en esta línea como los productores planean orientar la siembra hacia nuevas opciones productivas.

Estas alternativas no estarán acompañadas por una disminución de la superficie destinada a la producción de grano fino, sino que irán en detrimento del área destinada a trigo en algunas zonas y en otras más marginales como el oeste, donde los rendimientos del cereal son indiferentes (2.500 a 3.000 kg/ha), reemplacen por completo al cultivo.

La cebada cervecera y la colza son los cultivos candidatos hacia los que se inclinará el productor. En el primer caso existe un progresivo incremento de la superficie, que superará las 400.000 hectáreas sembradas el año anterior con una concomitante mayor productividad.

La mejora de los precios fijados por contrato, que oscilan cercanos al 95 % del valor del trigo, y un mercado no intervenido, con retenciones fijas del

20%, generan un plus de beneficio. La cebada, materia prima en la elaboración de malta, cuya demanda crece sostenidamente, encuentra en la malterías una flexibilización de los requerimientos de calidad en lo que hace a tenores proteicos, que variaron de un 11 a un 13% desde el año pasado.

Esto sin dudas actuará a favor de la tendencia positiva en el porcentaje de hectáreas sembradas con el cereal.

A su vez la cebada tiene la ventaja de permitir adelantar 10 días la siembra de soja de segunda, lo cual redundará en más kilos de soja.

En cambio la colza registra un aumentomucho más incipiente de la superficie sembrada: estimativamente, alcanzará el 20% de la de trigo. Las virtudes de este cultivo, que promete instalarse, es un sistema de comercialización menos cautivo con retenciones fijas del 10% y una cosecha anticipada que adelanta 20 días la siembra de soja de segunda.

Insumos. La falta de precisiones en los precios de los insumos para el trigo causa que la mayoría de los productores se mantengan expectantes en la compra, lo que se traducirá inevitablemente en una baja de calidad y cantidad de hectáreas sembradas debido a que, para esta época del año, los contratos de compra de insumos ya debieran estar concretados.

Específicamente aquellos productores que compraron glifosato, lo hicieron por temor a un futuro aumento del precio, recordemos que su precio varió desde 2007 a 2008 de u$s2,50 a un valor cercano a u$s6. En el caso de los fertilizantes, los fosfatados casi no registran compras gracias a su incremento de u$s450 por tonelada a u$s1.100 y se espera una disminución del 20% de su valor incentivada por el Gobierno. La urea debe retirarse de los galpones por sugerencias de los proveedores y evitar la situación del año anterior, cuando la ofrecía.

Una mirada sobre el cambio

Ronaldo Kuhlmann, productor del sudoeste de Buenos Aires, explicó a Infocampo que forman parte de una rotación organizada, en la cual año a año destinan igual cantidad de hectáreas al cultivo de trigo. Pero hoy se encuentran con gran incertidumbre dada la falta de una señal seria del Gobierno en referencia al mercado y al futuro. Realmente la situación preocupa ya que el trigo es el cultivo más fuerte de la zona y tienen que sembrarlo, pero frente a la situación en la que encuentran están dispuestos a disminuir la superficie destinada al trigo y reorientar la producción hacia otras alternativas. Se estima que del 100% de la producción fina, existirá cerca de un 30% de superficie que se destinará a cebada y un 10% a colza.

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